Discotecas míticas de la Ruta del Bakalao como Triplex o París Texas, ambas situadas en Cullera, se han convertido en un peligroso refugio de indigentes. Los bomberos tuvieron que rescatar de la primera de ellas en la noche del pasado lunes a dos inmigrantes, uno de ellos con claros síntomas de intoxicación por humo, como consecuencia de un incendio agravado por la gran candidad de residuos abandonados en el inmueble. No era una novedad: cuatro personas que ocuparon la sala conocida como El Templo han perecido en los últimos siete años.

En el interior de la antigua discoteca Triplex, ubicada junto a la carretera del Faro, vivían el lunes dos personas procedentes de países del Este de Europa, de 41 y 45 años, siendo este último el que resultó afectado por inhalación de humo. Los investigadores intentan averiguar el origen del incendio, ya que de la primera inspeccion ocular se dedujo la existencia de diversos focos de fuego en el inmueble quemado.

La alerta se declaró a las 20:41 horas al entrar un aviso que comunicaba el siniestro en el teléfono de emergencias 112. El local estaba repleto de basura, lo que aumentó la cantidad y densidad del humo. Los bomberos colocaron una máscara de oxígeno al herido hasta que pudo salir de las ruinas de la antigua Triplex para ser atendido por los servicios sanitarios. La discoteca, punto de reunión de miles de jóvenes durante los años ochenta, lleva décadas transformada en un gran estercolero en el que malviven personas sin recursos. Ya ha sido pasto de las llamas, total o parcialmente, en varias ocasiones.

Antecedentes luctuosos

Otra de las discotecas que llegó a ser parada ineludible de la Ruta del Bakalao, y el lugar donde se dio a conocer hace casi treinta años el famoso pinchadiscos valenciano Chimo Bayo, se transformó hace una década en otro refugio para indigentes de origen lituano. Entre 2012 y 2013 fallecieron allí tres hombres originarios de Europa del Este, dos de ellos por pancreatitis y el tercero murió cuando caminaba por la carretera aledaña a la discoteca. En este último caso, la autopsia determinó que se trataba de una muerte por causas naturales relacionadas con la mala alimentación y la ingesta de grandes cantidades de alcohol.

El último incidente de relieve tuvo lugar en abril de 2015, cuando murió de madrugada un indigente al desatarse un pequeño incendio que también dejó herido a otro inmigrante refugiado allí.