Javier Martínez Sala, galardonado con el premio Goya al mejor retrato fotográfico de España, aseguró durante la recepción oficial que le brindó el Ayuntamiento de Sueca haber recibido el galardón «con satisfacción y modestia, a partes iguales. Su límite como profesional, precisó «está en el día siguiente; el día a día te hace tener los pies en tierra y trabajar no por a llegar a grandes retos, sino para laclientela y para hacer lo que más me gusta: darle una mirada diferente a las cosas».

El joven fotógrafo remarcó que a la hora de proyectar el retrato ganador, que se convirtió en la imagen anunciadora de la última Mostra Internacional de MIM de Sueca renunció a la fuerza de la mirada, aspecto capital en el retrato, puesto que es lo que le da fuerza a la obra. «El jurado me trasladó que había sido una propuesta arriesgada precisamente por prescindir de la mirada». El personaje del retrado galardonado tiene los ojos cerrados. « Con esa apuesta conseguimos impactar al jurado», detalló.

Javier, que dedicó ell premio a su padre, representa la tercera generación de la saga de fotógrafos «Martínez», iniciada por su abuelo José Martínez Boscá. Su padre y su tía también lograron un Goya. En la recepción, se mostró muy agradecido a Sueca por las muestras de afecto recibidas. «Recuerdo entrar al estudio de mi padre y soñar con tener yo también un Goya algún día. Y se ha cumplido», subrayó con orgullo.