La deuda que arrastra la Junta Local Fallera de Alzira tiene ya casi la condición de histórica, ha constreñido la gestión de los últimos presidentes y ninguno ha conseguido enjugarla. El ayuntamiento auditará las cuentas del ente coordinador de las fallas cuando cierre el ejercicio en curso y se plantea establecer mecanismos de control del gasto para evitar que se repita la situación vivida este año ya que, a las puertas de las fiestas, el ayuntamiento ha tenido que salir al rescate del concurso de «mascletades» dado que la JLF sólo garantizaba tres por falta de recursos. Finalmente serán ocho. Seis competirán en el concurso nacional y dos fuera del programa. El ayuntamiento asumirá el coste de cuatro con cerca de 16.000 ?.
La realización de una auditoría en la JLF la anunció ayer la concejal de Fiestas, Isabel Aguilar, en una comparecencia junto al alcalde, Diego Gómez, y el presidente de la entidad, Jaume Bohigues, para presentar el concurso de «mascletades». Aguilar defendió que se trata de una propuesta conjunta del ayuntamiento y la JLF para revertir una dinámica que se arrastra desde hace años. «Hay un problema económico. En ningún momento decimos que la gestión de la JLF sea mala, pero se ha visto desbordaba», comentó. Gómez incidió en la posibilidad de establecer mecanismos que permitan al ayuntamiento supervisar el gasto en la JLF.
La JLF adeuda 34.000 euros de una póliza de 50.000 formalizada en 2017 para disponer de liquidez, que se debía devolver en cinco años. El ayuntamiento concede una subvención anual de 160.000 ? -30.000 son para el concurso de indumentaria- que complementa con otras puntuales para celebraciones extraordinarias, como los 10.000 euros asignados en 2018 con motivo del 75 aniversario de la JLF. Aguilar recordó que hay ayudas a las fallas que no pasan por la junta que elevan el importe global a cerca de 200.000 ?.
Bohigues reconoció que este año le han fallado patrocinadores y que las dos anualidades liquidadas de la deuda más las ayudas de 10.000 euros para las fallas que no tienen casal municipal han acabado por «ahogar» la economía de la junta en sus dos años de presidente. Bohigues repitió con insistencia que no ha habido una mala gestión y que la deuda se arrastra de varias directivas anteriores. Aseguró que su voluntad al no comprometer más gastos en «mascletades» o anunciar la supresión del casal, que se mantendrá de forma austera, era evitar que la deuda siga creciendo. Gómez justificó el esfuerzo económico por tratarse las «mascletades» de la actividad más abierta a la ciudadanía.
