La inmensa mayoría de la gente vive entre cuatro paredes, aunque hay grupos de personas que lo hacen entre cuatro ruedas. El estilo de vida «camper» se extiende a pasos agigantados y se convierte en una alternativa que cada vez consigue más adeptos. Los hay que renuncian a una casa y deciden vivir en una caravana o en una furgoneta customizada. Un buen ejemplo de esa manera de entender la vida se puede ver este fin de semana en Cullera. La localidad costera acoge el «FurgoCullera», un evento que reúne más de un centenar de vehículos adaptados para poder vivir en ellos.

La escuela de surf Posidonia es el epicentro de la quedada ya que buena parte de los participantes practican tanto éste como otros deportes acuáticos. Lorenzo Moreno, organizador del evento, es un entusiasta de este estilo de vida alternativo y por ello quiso juntar en un mismo lugar a personas como él. «Llevo diez años viviendo en un vehículo camper y nunca había ido a ninguna quedada así, aunque llevo bastante tiempo queriendo organizar una en la que juntar a gente que, además de ser 'furgoneteros', siente pasión por el mar y por la montaña. En diciembre abrimos el periodo de inscripciones y en pocos días superamos los cuarenta participantes. Fuimos ampliando el número hasta las 110 confirmadas, más otros 30 que me han comentado que vendrán aunque se queden fuera», explicó ayer.

Para él, abandonar una residencia fija fue el paso natural: «Yo practicaba descenso y enduro con bicicleta y me gustaban las carreras. Tenía unos veinte años y la economía no me permitía desplazarme por España como quería ni dormir en un hotel. Compré una furgoneta para poder llevar la bicicleta dentro, vi que podía dormir también dentro y como tenía nociones de carpintería la customicé. La primera vez que duermes en una furgoneta te engancha, descubres la libertad que te proporciona y no quieres estar en una casa. Desde ese momento, todo el mundo es tu casa».

Los primeros asistentes llegaron el viernes ya en la jornada de ayer pudieron disfrutar de un gran cantidad de actividades, como el surf, las rutas en kayack o algunas charlas sobre medio ambiente o consejos para vivir en una furgoneta. Algo que a priori parece una locura pero que tras un proceso de customización cuenta con todas las necesidades básicas, desde cama, hasta nevera o cuarto de baño. Algunas incluso incorporan placas solares, por lo que disponen de electricidad.

Los participantes llegaron desde los más variados rincones de la geografía nacional, como Carlos, de Madrid: «Compré esta furgoneta hace diez años porque es un estilo de vida que me gusta soy alpinista, me dedico a escalar y al mundo de la montaña y me ha venido muy bien a la hora de pasar meses fuera de lo que sería mi casa. Hice un viaje con un amigo y dormí en su autocaravana y vi que ahí había calidad de vida. Al final es como una pequeña casa, tienes todo lo que necesitas casi que al alcance de tu mano porque todo es más compacto. Ahora me considero más del mundo que de Madrid, aunque allí tenemos una casa y pasamos más tiempo en ella desde que hemos sido padres, pero podemos pasarnos meses fuera de ella», aseguró.

Jorge es natural de València, aunque podría decirse que lo es cada vez menos: «Nosotros empezamos arreglando una furgoneta vieja, pero al venir nuestros hijos dimos el salto a una autocaravana. Ahora mismo vivo en València, tengo el trabajo allí, pero luego tengo el apartamento donde yo quiero, puedo pasar cada fin de semana en un sitio distinto. No estás obligado a ir a un chalet o a un pueblo determinado, eliges donde quieres ir. Si te apetece ir a la playa vas allí, si tienes ganas de montaña, lo mismo. Muchas veces ni siquiera miramos rutas a seguir, decidimos si nos apetece ir al norte y al sur, no tienes limitaciones y te ahorras el tener que organizarte con reservas de hotel y demás. Suele pasar que incluso planeas ir a varios sitios y al llegar a uno te gusta mucho y quieres quedarte más, sobre la marcha decides».