El Ayuntamiento de Alzira se encuentra inmerso desde hace algunos años en un proyecto de modernización de la Administración que ya ha desterrado el papel e introducido iniciativas basadas en el concepto de Smart City o ciudad inteligente, aunque deberá afrontar a corto plazo un reto si cabe mayor. Un 80 % de la plantilla de funcionarios, entre ellos «casi todos los altos cargos», se jubilará en un plazo aproximado de diez años y hay que asegurar la transferencia del conocimiento. La advertencia la realiza el secretario general del ayuntamiento, Víctor Almonacid, que esta misma semana ha dejado su puesto de forma temporal para incorporarse en comisión de servicios al Ayuntamiento de San Cristóbal de la Laguna (Tenerife).

Almonacid, experto en administración electrónica y nuevas tecnologías aplicadas a la Administración, ha dado durante su estancia en Alzira un nuevo impulso a este proceso de modernización que, según señala, tiene en la Clau «la punta de iceberg». Esta oficina de atención ciudadana recibió el pasado otoño el premio Nova Gob Excelencia, un reconocimiento internacional por la gestión eficiente y próxima al ciudadano. Almonacid, por otra parte, recogió el miércoles en Madrid en representación del ayuntamiento el premio a la mejor solución corporativa de adecuación a la nueva Ley de Protección de Datos Personales y Garantía de Derechos Digitales otorgado en el IX Congreso Nacional de Innovación y Servicios Públicos y que Alzira comparte con la Diputación de Castellón.

No obstante, con el camino de la modernización ya canalizado -uno de los próximos retos es el archivo electrónico-, el alto funcionario señala un desafío que, según reconoce, le preocupa incluso más. «Ojalá cuando vuelva lo pueda abordar y liderar. Se trata de gestionar la transición de todas las jubilaciones que va a haber en los próximos años», relata Almonacid, que cifra en un 80 % de una plantilla de unos 400 funcionarios. «Quizá para gestionar esa transición hace falta una figura que puede ser la del secretario, una persona un poco más joven que haga de puente, de transición entre una generación con la que yo he convivido y la siguiente. Ese podría ser mi último servicio al ayuntamiento, si es que me tengo que ir definitivamente. Si hago esa transición y acierto con las personas ya me podría ir tranquilo porque se trata de asegurar el futuro del ayuntamiento para los próximos 40 años», señala.

Atinar en el proceso de selección

Almonacid destaca la importancia de acertar en el proceso de selección. «Una persona joven, aunque esté muy preparada, tiene que aprender y en la Administración no existe el contrato de relevo para los funcionarios, por lo que no puede convivir en el tiempo el que se va a jubilar con el que va a ocupar su puesto. Hay que ver como hacemos la transferencia del conocimiento y en las oposiciones habrá que valorar aquellas capacidades que harán falta para trabajar en la Administración del siglo XXI y, a lo mejor, habrá que huir de los típicos test o de las pruebas totalmente memorísticas que realmente no demuestran que uno va a ser un buen trabajador».

Almonacid reivindica el equipo por encima de las personas -«me gusta poner en valor a los compañeros y no me gusta que los políticos se pongan medallas de otros», apunta- y, en esta línea, señala como uno de los aspectos que ha podido aportar, «incluso por encima de la administración electrónica, la sensación de unidad administrativa en el ayuntamiento y que no haya competiciones entre departamentos». «La Clau es la punta del iceberg, la parte visible de una roca sumergida que es casi invisible porque hay funcionarios que prácticamente nunca atienden al ciudadano, pero hacen su trabajo y hemos conseguido dar un sentido de unidad y coordinación a todo lo que hace el ayuntamiento. Ese era el fin, el medio era la administración electrónica y la Clau es la cara visible de la administración electrónica», resume.