La Pista Patín es un auténtico símbolo de Almussafes. Fue durante tres décadas un elemento aglutinador de la vida social en la localidad y por este motivo el ayuntamiento de la localidad ha decidido homenajear públicamente a todas las personas que convirtieron a este establecimiento en todo un referente a nivel comarcal. En sus treinta años de trayectoria, pues permaneció abierto de 1944 a 1974, el local albergó una pista de patinaje, un frontón, un espacio para proyectar películas y una sala de celebraciones, baile y conciertos, por lo que por el mismo pasó prácticamente todo el vecindario. Esta circunstancia ha llevado al consistorio municipal a promover la organización de una exposición retrospectiva y la producción de un documental en el que se recuerdan algunos de los principales hitos de este negocio y las anécdotas más destacadas de las personas usuarias.

Incluidos en la agenda de actividades de la IV Semana por la Igualdad, se llevó a cabo tanto la inauguración de la muestra como el estreno de la obra audiovisual producida por el departamento de Comunicación del Ayuntamiento y la televisión municipal por Internet «Almussafes Web TV» y que lleva por título «Revivim la Pista Patín». Alrededor de 200 personas acudieron a este reconocimiento que sigue la estela de los ya realizados anteriormente, en los que se rindió tributo a los trabajadores y trabajadoras de Confecciones Valencia y Puchalt, SA y la Cooperativa Agrícola y Ganadera, en 2017 y 2018, respectivamente.

Treinta años de recuerdos

La sala de exposiciones del Centro Cultural acoge hasta el 22 de marzo la exposición retrospectiva sobre este tema, una muestra formada por 130 fotografías antiguas y por numerosos elementos relacionados con este emblemático local comercial. Los y las visitantes podrán rememorar cómo eran las sillas, las lámparas, la barra, los delantales y los menús de boda, entre otros objetos. También se exponen los planos originales de la sala ribereña, un velo de novia, una foto de Antonio Machín dedicada a la propietaria del negocio, Manolita Rodrigo, y un escudo de Almussafes pintado por el primer propietario, Rafael García, que se utilizó durante muchos años en actos públicos celebrados tanto dentro como fuera de la infraestructura.