Las fallas quieren ser patrimonio mundial. El reconocimiento por parte de la Unesco ha ampliado, más si cabe, la expectación internacional de una fiesta admirada por millones de turistas llegados de todos los rincones del planeta. El territorio valenciano es esta semana un conglomerado inacabable de visitantes que disfrutan con la celebración del fuego y el arte de los monumentos josefinos. Sabedores de la importancia del visitante para el futuro de las fallas, la comisión de la Taüt de Cullera decidido internacionalizar más si cabe su falla. Si hace unos años se adaptaron a las necesidades visuales de las personas ciegas con el añadido del Braille en sus críticas falleras, este año han ido un poco más allá. Una audioguía permite a los turistas conocer los entresijos de los monumentos (tanto el grande como el infantil) hasta en diez idiomas.

Una falla sin secretos

Pero no es esa la única novedad de este curso. La comisión ha querido seguir apostando por las personas con complicaciones en la visión y ha creado una maqueta del monumento grande para que puedan tocarlo con sus propias manos y ver así de forma dimensionada la creación artística. Se complementa todo con visitas guidas que permiten que los miembros de la comisión expliquen el proceso de creación o la intención crítica de algunas figuras. Todo el proceso de creación de la falla Taüt se ha podido seguir también a nivel digital. La comisión quiere abrirse al mundo y por ello protagoniza unas activas redes sociales que buscan que todo aquel interesado (aunque no disfrute estos días del sol valenciano) pueda vivir la magia de las fallas.

Es por ello que se comparten muchos aspectos de la falla a través de los principales portales de redes sociales. Se pueden acceder a ellos también con Códigos QR repartidos por el monumento que amplían la información con explicaciones en Internet.