Una ráfaga de fuerte viento tumbó, en la noche del domingo, el monumento plantado por Sant Judes en Alzira. «Afortunadamente, no había nadie viéndola», lamentó el presidente de la comisión, Rubén Chueca. El suceso se produjo instantes después de que la comisión regresase de la entrega de premios. De hecho, el propio Chueca se encontraba guardando los banderines cuando la figura de la mujer quedó decapitada, como si hubiese sido cortada con un arma afilada.