El ritmo de vida de la sociedad se ha acelerado más de lo deseable desde el punto de vista saludable. El estrés y las prisas forman parte del día a día de miles de personas. Éstas se trasladan casi de manera instintiva a acciones tan cotidianas como la conducción. No es complicado encontrarse en la calzada con conductores demasiado agresivos o que aprietan el acelerador más de lo que marcan las limitaciones. Como contrapunto, son cada vez más los ayuntamientos que apuestan por desacelerar el tráfico y potenciar los desplazamientos a pie o en bicicleta al mismo tiempo que reducen la velocidad a la que pueden circular los vehículos motorizados por el casco urbano. Mientras para algunas localidades la solución es aplicar el modelo conocido como «Ciutat 30». Villanueva de Castellón va un paso por delante y en la zona céntrica de la localidad el límite de velocidad se ha reducido hasta los 20 kilómetros por hora, una medida que poco a poco cuaja en la población, pero que todavía se tiene que pulir.

Peatonalización

Alzira fue la última localidad de la comarca en unirse a las «ciudades 30» en lo que algunos calificaron como una medida polémica y que generaría el caos circulatorio. Pese a ello, estas iniciativas funcionan con éxito en muchas ciudades europeas y poco a poco se extenderán en pro de la sostenibilidad. El caso de Villanueva de Castellón es, con todo, tan anecdótico como ejemplificante. Ya redujo en el pasado el límite máximo de velocidad en el casco urbano e incluso, en épocas concretas del año, ha apostado por la peatonalización de la zona céntrica de la localidad. Ahora, en dicha ubicación, la velocidad permitida para la circulación de vehículos a motor es de 20 km/h y existen señales que dan prioridad a los peatones.

La medida cala poco a poco en la población, aunque no tanto como gustaría al gobierno local. «Es cierto que la iniciativa no funciona tan bien como nos gustaría, por la gente tiene el civismo que tiene, pero poco a poco vemos cómo va cuajando», comentó al respecto el alcalde de Villanueva de Castellón, Òscar Noguera. A los radares instalados y las distintas campañas de concienciación, próximamente se incorporará un nuevo elemento que buscará infundir, aún más en la población, la reducción de velocidad.

Según detalló el propio alcalde, el ayuntamiento estudia el mercado, en estos momentos, con el objetivo de instalar en el futuro unas señales inteligentes que incorporan un lector de velocidad. Unos metros más adelante, un panel recibirá la información proporcionada por éste, de modo que el conductor podrá ver un mensaje en el que se le dirá la velocidad a la que circula y, en caso de que exceda la permitida, que aminore el ritmo.

Por encima del límite

El consistorio ha realizado, asimismo, diversos estudios para conocer la realidad vial de la localidad. Según destacó Noguera, la velocidad habitual a la que circulan los vecinos de Villanueva de Castellón es de entre 35 y 45 kilómetros por hora, «no es una velocidad excesiva, pero no es la que queremos, nos gustaría que fuera a 30 en toda la localidad y a 20 en las zonas indicadas», apostilló. Los mismo datos reflejan que únicamente medio centenar de vehículos superaron los 50 kilómetros por hora en el periodo en el que se analizó el tráfico.