El Inter Cullera ya es campeón de la Primera Territorial valenciana de rugby al imponerse el pasado domingo por 30 a 0 al Sant Roc en el campo Juan Palomares Corella. Ahora sólo queda esperar conocer los rivales del playoff de ascenso a la División de Honor B de rugby nacional. Los de la Ribera llegaban a esta final con todas las ilusiones intactas tras demostrar que a lo largo de toda la temporada han sido el equipo a batir. Además llegaban con una mentalización especial al recuperar a dos hombres clave como son Armen y Víctor Montserrat.

Justamente este último fue quien abrió el marcador a los 5 minutos del encuentro al transformar un golpe de castigo a palos que ponía en clara ventaja los cullerenses por un 3-0. Mucho les costó a los de la Ribera que su juego fuese efectivo y hasta prácticamente el minuto 22 no llegaba el primer ensayo para los locales, obra esta vez de Gaetan transformado a palos con el adicional por el propio Víctor Montserrat.

El dominio de los locales en este primer periodo fue aplastante no consiguiendo el Sant Roc cruzar la línea de 22 hasta la media hora del encuentro. Los hombres que entrena Beltran y Chornet, con una gran motivacion, demostraron que su progresión a lo largo de la temporada ha sido efectiva consiguiendo imponerse el das tú y sobre todo de forma aplastante en las mellis, que conseguían arrastrar a pesar de tener menos peso la delantera. Con este resultado de 11 a 0 se llegó al descanso con una muy buena imagen para los del Inter A.

Nada más iniciarse la segunda mitad era el propio Víctor Montserrat quien se encargaba a través de un ensayo y su posterior transformación de poner el marcador en un 18 a 0. Pero los locales siguieron buscando ampliar la distancia para no tener problemas en los últimos minutos del encuentro. Un ensayo de Juan y otro de Héctor Chornet permitía al final dejar un 30 a cero que demostraba la clara superioridad del equipo ribereño.

La elevada presencia de aficionados no solamente locales sino también muchos acompañantes de Sant Roc, lo cual hizo que la final se convirtiera en una fiesta con casi 600 espectadores, una cifra poco habitual.