Uno de los pilares básicos del hospital y el departamento de salud comarcal tras su paso a la gestión pública se centra en descongestionar el hospital de Alzira y atender al paciente lo más cerca posible de su hogar. O incluso en él. La Unidad de Hospitalización a Domicilio del Hospital de la Ribera puso en marcha un programa especial de atención a los usuarios de las 17 residencias de la tercera edad que existen en la comarca, dentro de su plan de atención a pacientes paliativos y con necesidades especiales. Durante los tres meses que lleva en funcionamiento, ha atendido a cerca de 100 pacientes crónicos complejos, ha evitado más de un 58 % de ingresos hospitalarios y ha reducido el 11 % de las visitas a las urgencias hospitalarias.
Tal y como recordaron fuentes oficiales del hospital de Alzira, las principales características de estos pacientes es que son personas mayores de 80 años, con polifarmacia (es decir, de 3 a 5 fármacos) y con una presencia de más de 5 enfermedades de media y elevada frecuencia de síndromes geriátricos (inmovilidad, inestabilidad-caídas, incontinencia urinaria o deterioro cognitivo).
«Por su edad, número de enfermedades y dependencia funcional, son pacientes con elevados ingresos hospitalarios y consultas en los servicios de Urgencias tanto del Hospital como de Atención Primaria y con necesidad de cuidados especiales que, en muchas ocasiones, no pueden satisfacerse desde la propia residencia, por lo que es necesario habilitar una vía de colaboración ágil y directa con el sistema de salud y es lo que hemos hecho con este programa especial de atención», señaló al respecto el coordinador de dicha unidad, Pablo Lafuente.
En esa línea de actuación, el Hospital de la Ribera ha destinado 4 médicos a atender de forma exclusiva a los pacientes ingresados en residencias.
«Trato más humanizado»
En caso de que un paciente sufra una descompensación que requiera de técnicas o tratamientos de intensidad hospitalaria, la residencia contacta con la Unidad de Hospitalización a Domicilio, que le proporciona estas técnicas y/o tratamientos directamente en la institución, de forma que se evita la hospitalización convencional en la mayor parte de los casos.
Según Lafuente, «con la atención del paciente en su lugar de residencia le proporcionamos un trato más humanizado y lo hacemos como si estuviera ingresado en el ámbito hospitalario pero con los beneficios que, para su bienestar general, supone estar en el entorno en el que reside».
Además, de todos los pacientes seguidos por el programa, 22 han fallecido a consecuencia de sus enfermedades crónicas avanzadas en fase terminal, el 91% de los cuales lo ha hecho en su lugar de residencia acompañado del equipo de la unidad que le ha asistido en el momento final de su enfermedad.
