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El joven alcireño Guille Zavala despega tras ganar el premio al actor revelación

Logra la proyección que anhelaba a los siete años de subir a los escenarios El sector reconoce su versatilidad Este año dará el salto a la TV

El joven alcireño Guille Zavala despega tras ganar el premio al actor revelación

«Estaba ya en el límite para ser actor revelación. Pero aquí en València todo va un poco más despacio, así que la revelación llega más tarde. Se agradece». Guille Zavala Lloret bromeaba así sobre su flamante premio Crisàlide, otorgado por los compañeros de la asociación Actors i Actrius Professionals Valencians al mejor actor revelación. El joven ha conseguido el galardón cuando se cumplen siete años de su estreno sobre un escenario. De ahí que considere que pudo ser nominado a Mejor Actor Revelación «rozando el palo». Con todo, nadie puede negarle el mérito a este actor, vecino de Alzira, al que será habitual verle en la parrilla televisiva y teatral valenciana durante los próximos meses.

es la guinda al mejor momento profesional de su carrera. «He disfrutado de muchas oportunidades y siento que tengo proyección como actor». Esta proyección, aclara, no es nada más que trabajo asegurado para el próximo año, en su caso. Puede parecer poco si se compara en fríos términos laborales con otras profesiones, pero dada la especial idiosincrasia del gremio actoral, se trata de una circunstancia que firmaría un alto porcentaje de sus compañeros. Detrás de los grandes nombres que protagonizan los créditos de películas, series y obras de teatro se esconde un todo mundillo en el que la precariedad es norma y llegar a fin de mes, un éxito.

Hasta llegar a este punto, Zavala ha recorrido un largo viaje. Empezó con obras a nivel amateur, en la universidad. Su formación la obtuvo en la desaparecida Escola Escalante, de València. De ahí también le surgió su primera oportunidad profesional con la compañía Bambalina, en 2012. «Era una obra del Jorobado de Notre Dame, yo hacía del juez que condenaba a Quasimodo y algún papel más», recordaba. A partir de ese punto llegó el momento de rodar por los castings de decenas de producciones. Algunos los superó, ahí está su currículum. Otros proyectos se quedaron por el camino y Zavala, como todos los actores alguna vez, se enfrentó a épocas en las que no surgía nada. «Entonces aprovechaba para montar algún teatrillo con los amigos, o continuar formándome en cursos por ahí. Lo importante es no dejar nunca de moverte», destaca. Aunque para ello se viese forzado, en algún momento, a trabajar gratuitamente. «Se dice que es para que te vean y te conozcan. Eso denigra y abarata el trabajo, puede ser, pero es que te ves obligado en algunos momentos», reconoce. En ese punto fue vital el apoyo, económico y vital, de sus padres.

Precisamente en un cursillo que hizo en estas etapas de vacío conoció a Patricia Pardo, quien le ha dirigido en La vaca que riu, una de las obras de teatro por las que ha sido galardonado con el Crisàlide. La conexión entre ambos fue instantánea, según contaba Zavala, y un tiempo después le llamó para que trabajase con ella. Toda una «alegría», independientemente de la oferta, ya que Pardo „directora reconocida por el carácter de denuncia social que imprime a sus obras„ era una artista a la que Zavala seguía con fruición. Una de sus referentes en el gremio, por lo que considera el «ver su número sonar en el móvil» uno de los hitos de su temprana carrera. Su reciente Crisàlide también, pero no el «más importante»: valora mucho más cada vez que alguien le busca para trabajar con él.

Dónde lo veremos

Este año, como ya ha recalcado el más importante de su carrera, Zavala contará con apariciones en teatros y en la pequeña pantalla. Traspasará las fronteras de la Comunitat Valenciana con una gira de La vaca que riu, que cuenta ya con trece funciones confirmadas „«aunque saldrán más»„, mientras que repondrá El jardí dels cirerers con la compañía Teatre Micalet a partir de 2020. Además, tiene pendiente de estreno la serie Diumenge paella, que será la primera sitcom producida por Àpunt Mèdia. «Y en esta profesión, el trabajo llama al trabajo. En un año volvemos a hablar, pero espero tener continuidad», apunta.

¿Y su sueño como actor? Guille duda unos momentos antes de responder de carrerilla, a modo de monólogo con el que cierra una función: «Darle la réplica a Javier Gutiérrez, por ejemplo, o trabajar con Javier Bardem. Son superestrellas. Otro podría ser que le ofrecieran una producción de calidad a algún director con el que ya he trabajado, y poder protagonizarla. Sueños...», vuelve a dudar, antes de forzarse a bajar al suelo. «Pero antes me quedo con poder trabajar de lo mío, continuar haciéndolo y poder vivir de ello sin temer no poder pagar el alquiler. No es un sueño con mucho glamour, pero lo siento así». Paso a paso, haciendo suyo aquel verso de Antonio Machado. Sin prisa por ver qué hay al final del camino.

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