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El macrogeriátrico de Carlet cambia el modelo para frenar la masificación

El Consell se acerca cada vez más a ofrecer a los usuarios una residencia acogedora - Amplía la plantilla con once profesionales y reduce en un centenar los ancianos internos para majorar la ratio

El macrogeriátrico de Carlet cambia el modelo para frenar la masificación

La residencia de Carlet acaparó todos los focos en junio de 2016 durante un polémico episodio en el que circuló la imagen de un usuario semidesnudo, caído de la cama y atado por un tobillo. El panorama ha cambiado mucho desde entonces y el geriátrico es ahora un referente, ya que acoge un plan piloto para reducir la ratio y aplicar nuevas formas de atención a los pacientes. La revolución no ha sido fácil y está inconclusa, pero cada vez queda menos de aquel centro gigante y masificado.

Precisamente ese era uno de los grandes problemas de la residencia carletina. Se ganó el «privilegio» de ser la macrorresidencia más grande la Comunitat Valenciana. Pero esa condición generaba más incovenientes que beneficios. Su estructura vertical, el elevado número de usuarios y la deficiente situación del sistema público de Servicios Sociales propiciaron que, en diversas ocasiones, el personal del geriátrico se viera desbordado.

«La residencia de Carlet ha dado un cambio muy grande», aseguró la directora general de Servicios Sociales, Mercé Martínez, a Levante-EMV, que añadió: «A nuestra llegada, el sistema público estaba totalmente desmantelado y la residencia no era una excepción. Llevaba muchos años sin inversiones, tanto en equipamiento como en personal». En ese sentido, destacó que se ha incrementado la plantilla en once personas, entre auxiliares de enfermería, trabajadores sociales y psicólogos. Cabe recordar que, en aquel polémico verano de 2016, la consellera de Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, tomó la decisión de cerrar el geriátrico a nuevos inresos. De ese modo, se pasó de un centro que había llegado a albergar 420 personas a uno que en estos momentos cuenta con 300 usuarios y una mayor plantilla. «Ahora estamos en una ratio un poco por encima del 2/9 pero queremos bajarla hasta el 2/7. Aún nos queda trabajo por hacer», argumentó Martínez.

El cambio ha sido posible gracias a la voluntad política y a la implicación de los trabajadores del centro, que conjuntamente dibujaron un plan para mejorar la situación de la residencia: «Nos sentamos todos y realizamos un diagnóstico participativo para ponernos a diseñar un nuevo modelo atencional centrado en la persona, así es como nació 'L'Alegria de conviure'», apuntó. El citado proyecto nacía con el objetivo de acompañar a las personas mayores en todo el proceso de envejecimiento, con una atención basada en la calidad y la calidez en el que participe todo el mundo y que dé respuesta a las necesidades de la sociedad actual. Se trataba de adaptar la atención residencial a las nuevas necesidades de la población de personas mayores con un sistema orientado no sólo a curar la enfermedad física sino también la enfermedad social, con ratios adecuadas y nuevas formas de atención. Otro de sus puntos destacados es la estimulación a los pacientes que sufren enfermedades neurodegenerativas.

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