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Consecuencias

Las montañas quemadas aumentan un 80 % la escorrentía cuando llueve

Los expertos alertan en Alzira de que los bosques actúan "como esponjas" y que su pérdida agrava los daños por lluvias

Viviendas de la urbanización El Respirall rodeadas de masa forestal. vicent m. pastor

Registros de más de 150 litros por metro cuadrado en la Murta y de 134 en la Casella en apenas unas horas volvieron a disparar el domingo todas las alarmas en el núcleo urbano de Alzira. Si las montañas hubieran sufrido un incendio, podría haber sido mucho peor. «El bosque actúa como una esponja. Una zona con arbolado retiene el agua de lluvia y un 90 % va a parar a los acuíferos mientras que el 10 % corre por la superficie. Si se quema la montaña, se invierten esos términos». La advertencia la realizó el ingeniero forestal Ferran Dalmau en la jornada formativa de prevención de incendios forestales dirigida a los vecinos de las urbanizaciones en zonas de riesgo, organizada en Alzira por la Conselleria de Medio Ambiente y Cambio Climático. «El propietario de la casa es también el propietario del riesgo», argumentó Dalmau, mientras destacaba que los residentes pueden contribuir con pequeñas acciones a evitar que un incendio se propague o incluso salvar sus viviendas. «Con un poco de cada uno sumamos mucho», concluyó.

La charla, enmarcada en la campaña «Stop al foc. Protege tu vivienda y tu urbanización», tuvo lugar pocos días después del último episodio de lluvias torrenciales. El concejal de Medio Ambiente, Pep Carreres, recordó que, en base a las estadísticas, en el ámbito del paraje Murta-Casella «llueve el doble que en el núcleo urbano» debido al microclima de las montañas y señaló que la prevención de incendios y de inundaciones son objetivos prioritarios del gobierno municipal. «Las urbanizaciones no se han preocupado nunca por falta de recursos o de conciencia de la situación de riesgo que hay», dijo, mientras señalaba la necesidad de generar un perímetro de seguridad en torno a las mismas, entre otras medidas. La directora general de Prevención de Incendios Forestales, Delia Álvarez, que participó en la jornada, destacó que en Alzira se ha trabajado la prevención y que el objetivo de estas sesiones era fomentar «buenas prácticas» que contribuyan a evitar incendios y su propagación. En la jornada se expuso que es una responsabilidad de los propietarios adoptar las medidas de autoprotección de viviendas y urbanizaciones, si bien el Ayuntamiento de Alzira ofreció colaboración.

Ferran Dalmau, de la empresa Medi XXI, con sede en Carcaixent, alertó de que los jardines que muchos propietarios tienen pueden contribuir a que se quemen las viviendas en caso de incendio ya que ejercen como propagadores del fuego, por lo que recomendó evitar los cipreses cerca de las casas y mallas de plástico o brezo seco. El técnico indicó que hay que tener en cuenta las especies vegetales que hay en el jardín y su distribución, pero también el mantenimeinto. Junto a aspectos preventinos, Dalmau ofreció pautas ante una hipotética evacuación y, en este sentido, aconsejó cerrar a cal y canto las viviendas (puertas, ventanas y persianas) e incluso reforzando las mismas con tablones de madera desde el interior -destacó que la madera es un mal conductor del calor- y, en última instancia, ante un confinamiento si no se puede salir. En este caso, además de cerrar también todas las puertas interiores, aconsejó utilizar toallas húmedas bajo las mismas para evitar la entrada de humo y en las ventanas más expuestas al fuego.

«Vivimos en un territorio que se ha quemado, se quema y se quemará. Si esperamos a que se produzca un incendio habremos hecho tarde. O gestionamos el territorio antes o el día en que se produzca un incendio nos pasará por encima», alertó.

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