El regreso de la imagen del Cristo Crucificado en la Agonía a la parroquia de San Juan, tras la suspensión de la procesión general del Santo Entierro en Alzira por la lluvia, deparó el jueves una estampa insólita, como poco, en la historia reciente de la hermandad. Decenas de penitentes se turnaron para, a cara descubierta, llevar el paso de regreso a su iglesia. La Hermandad de Caballeros del Cristo Crucificado en la Agonía, conocida también como «el silencio» ya que sus integrantes realizan la promesa de no hablar durante la procesión del Viernes Santo, se caracteriza históricamente por la solemnidad y austeridad en los desfiles que protagoniza. Sus integrantes sólo pueden lucir la vesta durante una procesión por lo que nunca salen a la calle con ella. Se visten y desvisten en el interior de una iglesia, de las que salen a procesionar ya con la cara tapada. El jueves trasladaron la imagen de particular.
«Como no era una procesión no podíamos ir con la vesta», explicó ayer el presidente de la hermandad, José María Aguilar, mientras apuntaba que posiblemente no hay precedentes de una situación así si bien señaló que, con total seguridad, no ha sucedido en los últimos treinta años. Con todo, indicó que la situación extraordinaria fue la que se vivió el Viernes Santo por la lluvia «y había que devolver la imagen».
Alternativa a llevarla en camión
«Nunca había ocurrido que el Cristo se quedara en Santa Catalina, al menos desde 1990 siempre se ha celebrado la procesión», apostilló. Aguilar comentó que el mismo Viernes Santo por la mañana, cuando la Junta de Hermandades acordó la suspensión de la procesión del Santo Entierro por la lluvia, se decidió que el primer día que dejara de llover se devolvería la imagen del Cristo a San Juan. Comentó que se había bajarado la opción de hacerlo con un camión, si bien la petición de varios grupos que conforman turnos para cargar el paso, que estaban dispuestos a llevar la imagen, provocó que se optara por esta fórmula.
La Hermandad del Cristo Crucificado en la Agonía celebra el Miércoles Santo el solemne y multitudinario vía crucis en el que se traslada la imagen de la iglesia de San Juan a la de Santa Catalina. Allí se custodia hasta que, el Viernes Santo, los hermanos se reúnen en esta parroquia y esperan el momento de incorporarse a la procesión. Al finalizar la misma depositan el Cristo de nuevo en San Juan.
La entidad se constituyó en 1955 y cuenta actualmente con 400 hermanos censados. El jueves participaron en este traslado de la imagen alrededor de ochenta, entre ellos dos turnos completos, mientras que el resto se organizó por alturas para cagar la imagen y devolverla a San Juan, acompañados por una banda de tambores.
