El deporte puede conseguir una transmisión de valores que nunca llegará a plasmarse igual en las aulas: palabras abstractas como esfuerzo, sacrificio, entrega o compañerismo se plasman en el gimnasio y en el patio de múltiples formas en las dos horas semanales de la asignatura de gimnasia. Para José Francisco Almendros, un carcaixentí profesor de educación Física, el verdadero reto del educador es que esos valores traspasen los muros imaginarios de la pista del colegio. Una visión que en su próximo proyecto llevará un paso más allá. Concretamente, a unos 5.000 kilómetros de su tierra natal. Junto a su amigo y compañero de licenciatura Juan Antonio García, de Enguera, Almendros se prepara para realizar este verano un viaje en bicicleta desde los afilados peñascos helados del norte de Noruega hasta su vuelta a tierras valencianas, a Carcaixent, con el que buscarán impulsar su proyecto Bárba-ros. Se trata de una entidad sin ánimo de lucro que han promovido para convertir retos deportivos en aportes económicos destinados asociaciones locales necesitadas. El primer desafío, esta aventura de mes y medio y 5.000 kilómetros, que recaudará fondos para la asociación de Carcaixent Tots sumem, que ayuda a personas con diversidad funcional.

Era su intención al plantearse el proyecto: dedicar sus esfuerzos a sus vecinos, a las personas que se cruzan cada día por la calle. «Vemos todos los días en la tele a grandes ONGs, con trabajo por todo el mundo, y pensamos en ellas como beneficiarias del reto. Y entonces nos preguntamos, ¿por qué no nos centramos más en lo que tenemos a nuestro alrededor?», explicó José Francisco sobre esta vertiente solidaria. Su viaje tendrá como destino físico, pero también simbólico, Carcaixent.

Ambos, José Francisco y Juan Antonio, cuentan con un currículum deportivo envidiable, con carreras y trails por toda la geografía española. No son novatos en soportar desafíos físicos extremos, pero para Almendros lo que mejor podrán aplicar será la enseñanza en la vertiente mental. «Habrá momentos de flaqueza. Ya sabemos que llegan, y cómo afrontarlos». Su viaje empezará el 3 de julio, y Carcaixent los espera con los brazos abiertos a mediados de agosto.