En una inspección visual, el arquitecto Agustín Pérez identificó hasta 46 edificaciones ubicadas en la Vila de Alzira con deficiencias visibles que suponen, potencialmente, un riesgo en caso de que se produzcan más precipitaciones intensas. Estas construcciones, bajo una situación de lluvias como las acaecidas en noviembre del año pasado o hace dos semanas, presentan un riesgo serio de derrumbe por la falta de mantenimiento que sufren.

Se encuentran repartidas por la práctica totalidad del casco antiguo de la ciudad. Según explica Pérez, resulta difícil emitir un dictamen determinante sin acceder al interior de las viviendas, pero con todo, las 46 señaladas presentan en su aspecto exterior «una aparencia de conservación muy precaria». Son solo las que se encuentran en la Vila, «aunque en el resto de la ciudad podría haber más», afirma el arquitecto. Sin ir más lejos, la última casa que se vino abajo, el pasado fin de semana, se ubicaba cerca de la plaza de Sant Judes, al sur de la localidad. Ha habido alguna más en los últimos meses, pero la concentración de inmuebles abandonados es mayor en la Vila, donde su edad media es mayor.

Peligro para las casas adyacentes

La mayoría de las casas de censo de inmuebles en situación de abandono, al que ha tenido acceso Levante-EMV, se encuentran junto a otras edificaciones que presentan un buen estado de conservación. Si bien, según afirma Pérez, la humedad y la entrada de agua en un edificio en mal estado «no debería suponer un problema para los adyacentes» siempre que la medianera esté bien construida „«que a veces no es el caso»„, el desplome de cualquiera de estas casas supondría un riesgo evidente para sus ocupantes y para los inmuebles colindantes. «Cuando se produce un desprendimiento masivo, los escombros pueden provocar daños nada desdeñables».