El paro registrado se redujo en abril por segundo mes consecutivo en la Ribera con un leve descenso de apenas un punto (-0,68 %), lo que se traduce en 135 demandantes menos inscritos en el servicio público de empleo que el mes anterior, si bien su evolución fue muy desigual, ya que mientras bajaba un 3,59 % en la Ribera Baixa, con un descenso generalizado en los sectores económicos más representativos, subía ligeramente en la Ribera Alta (0,40 %), donde únicamente la agricultura presenta una evolución favorable.
Con estas pequeñas oscilaciones, la Ribera cerró abril con 19.592 demandantes de empleo registrados -la Encuesta de Población Activa (EPA) suele arrojar cifras más elevadas-, es decir, 858 desempleados menos que hace un año, lo que supone que en los últimos doce meses el número de parados se ha reducido en la comarca un 4,20 %. La estadística computaba hace justo un año un total de 20.450 desempleados inscritos en el Servef.
El secretario intercomarcal de UGT-PV, Raül Roselló, destacó ayer que se trata de una evolución favorable, en especial en la Ribera Baixa, «donde el turismo tiene vital importancia», dijo, y a pesar del ligero incremento registrado en la Ribera Alta. Roselló valoró que el dato «sigue siendo mejor que el del mes de abril de 2018, ya que la campaña agrícola consigue remontar y alargar su actividad un poco más que el año pasado».
El paro también tuvo una evolución dispar en los diferentes municipios de la comarca ya que mientras se reducía casi un 9 % en l'Alcúdia o un 7,59 % en la localidad de Cullera -ver tabla adjunta-, subía casi un 6 % en Almussafes.
Motivos de preocupación
Con todo, el dirigente sindical dejó claro que esta evolución favorable también presenta sombras y mostró su preocupación por las tendencias en la contratación. Por un lado, el análisis realizado por UGT alerta de que en abril ésta se redujo un 5,23 % con respecto al año anterior -el antiguo Servef contabilizaba el mes pasado un total de 12.185 contratos, 672 menos que en abril de 2018- y, por otro, alerta de la precaridad ya que únicamente un 6,11 % de todos esos contratos, 745 en términos absolutos, son indefinidos, mientras que el 93,89 % restante (11.440) son temporales. Un análisis por géneros revela que el 39,79 % del total de contratos se formalizó a mujeres (4.849), mientras que el 60,21 % restante tuvieron como objeto la contratación de hombres (7.336).
Roselló destacó que el desequilibrio entre la contratación indefinida y la eventual «conlleva que el peso de los contratos a tiempo parcial y temporal ocupa cada vez mayor parte del mercado de trabajo, con consecuencias negativas en términos de calidad del empleo y salarios».
Cabe señalar que tanto en el caso de los temporales como en el de los indefinidos, un 76,82 % de los contratos formalizados eran a jornada completa y un 23,18 % a tiempo parcial.
«De igual manera, era preocupante la extensión de la precaridad en el propio desempleo, en la baja tasa de cobertura y el elevado volumen de paro estructural, de larga duración, sin derecho a prestaciones y que limita la vuelta de muchas personas al empleo, consecuencia de la ausencia histórica de las políticas de empleo adecuadas», alertó ayer el secretario intercomarcal de UGT.
Mejorar la inserción
El dirigente sindical indicó que los gobiernos que se formen tras las recientes elecciones generales y autonómicas «deberán impulsar un plan de choque por el empleo con carácter inmediato para establecer medidas vinculadas a la preservación del medio ambiente como la limpieza de las riberas de los ríos, los bosques y las costas, además de profundizar en la protección de las personas, fortalecer el papel de los servicios públicos de empleo y mejorar la empleabilidad e inserción de las personas en desempleo», agregó Roselló.
