El consenso que la Conselleria de Obras Públicas exige para definir la conexión de Carcaixent con la autovía A-7 será complicado si se mantiene el trazado que desde la rotonda del Molí Borrego (CV-50) iba a buscar la partida de Vilella y contemplaba la construcción de un gran viaducto para salvar las vías del ferrocarril y el cauce del Xúquer. El alcalde de Alzira, Diego Gómez, dejó claro ayer que el ayuntamiento no consentirá un proyecto que implique una destrucción del territorio y del paisaje tan importante. «Entendemos que Carcaixent necesita una conexión directa con la autovía y no nos negamos, pero estamos en contra de que se nos destruya el territorio», comentó Gómez, mientras señalaba que un 80 % de ese trazado discurre por el término municipal de Alzira.

Diego Gómez apuntó como alternativa que se mantenga el trazado en paralelo a las vías del tren y que la conexión con Carcaixent se realice desde la actual circunvalación de este municipio (CV-41) en lugar del enlace de Vilella propuesto al considerar que tendría «mucho menor impacto». El alcalde de Alzira señaló que, descartada la continuidad de esa carretera hacia la Barraca, ya que supondría una destrucción del territorio aún mayor, es inncesario acometer la construcción de un viaducto con un gran impacto paisajístico. Por otra parte, tanto Gómez como el concejal de EU Ivan Martínez reivindicaron que, antes incluso de acometer este enlace de Carcaixent con la A-7, se debería resolver la conexión de Alzira con la autopista por la carretera de Albalat que, según incidió el alcalde, resultará mucho más sencilla.