La vecina de Alzira que acoge desde hace años a más de sesenta mascotas en una vivienda de la partida Les Basses -en torno a sesenta gatos y siete perros hasta principios de semana- se enfrenta a una multa de 25.000 euros a raíz del expediente sancionador incoado por el ayuntamiento al considerar que Nadia Isabela Ciurcea está ejerciendo la actividad de refugio o albergue (núcleo zoológico) para animales de compañía «sin contar con el preceptivo instrumento de intervención ambiental» y, paralelamente, alertar los técnicos de que esta actividad no es compatible con el planeamiento urbanístico vigente «puesto que el uso ganadero, que engloba el alojamiento de animales, no puede albergar un número de animales mayor de ocho cabezas», según consta en la resolución de la junta de gobierno que ha recibido la interesada.

La propuesta de resolución que recoge el expediente tipifica estos hechos como una falta grave en base a la ley autonómica de Prevención, Calidad y Control de Actividades -el artículo 93.3 contempla como infracción grave ejercer una actividad sujeta a autorización ambiental integrada o a licencia ambiental sin el preceptivo instrumento de intervención ambiental, siempre que no se haya producido daño o deterioro para el medio ambiente o no se haya puesto en peligro la seguridad o la salud de las personas- y propone una sanción económica «en su grado medio», 25.000 euros, «dado que no existen circunstancias agravantes o atenuantes a tener en cuenta». El expediente lleva aparejada una orden de clausura si la titular no presenta la autorización para ejercer esta actividad.

Isabela Ciurcea, no obstante, niega la mayor. Asegura que no ejerce ninguna actividad económica en esta parcela y no duda en señalar que la propuesta de sanción por la labor que está realizando en favor de los animales «es una auténtica locura». «No he cobrado un duro por dar animales en adopción en la vida, al contrario, me cuesta dinero. Los animales están esterilizados y cuando alguien los adopta no cobro lo que me he gastado. Siempre tengo deudas con el veterinario. Cuando veo un gato mal herido en la calle lo recojo y se lo llevo y ya veremos como le pago», relató ayer, mientras señalaba que sus ingresos son escasos.

Quejas de los vecinos

Su pasión por los animales le llevó hace ocho años, después de evitar que un perro fuera quemado por unos jóvenes, a albergar en su casa tanto perros como gatos que encontraba en la calle para posteriormente darlos en adopción. No obstante, ante el número creciente de animales que recogía, optó por alquilar una casa en las afueras de la ciudad donde realojarlos en una parcela con mayor espacio. Poco después de arrendar la vivienda, en mayo de 2017, Isabela ha tenía alrededor de cincuenta gatos y dieciséis perros.

Esta concentración de animales ha provocado quejas y denuncias de los vecinos y, según reconoció la interesada, el ayuntamiento, a través del área de Sanidad, ya le impuso una sanción de 300 euros, que abonó. Otras fuentes apuntan a que se han abierto más expedientes sancionadores. El último procede del área de Disciplina Urbanística y Ciurcea carga contra el responsable, Fernando Pascual. El edil señaló que el elevado importe de la multa que propone el expediente no lo fija el ayuntamiento sino que viene regulado por la normativa autonómica de aplicación en este caso.