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Una vida pendiente del cielo

La alberiquense Amelia Ortiz ha sido nombrada en pocos meses coordinadora nacional de divulgación de la Unión Astronómica Internacional y ha recibido el premio Europlanet por su compromiso público

Una vida pendiente del cielo

En menos de un año, la carrera de la astrónoma de Alberic Amelia Ortiz ha obtenido dos grandes reconocimientos por parte de la comunidad científica. El año pasado, la Unión Astronómica Internacional la nombró coordinadora Nacional de Divulgación. Más recientemente, obtuvo el premio Europlanet de compromiso público con la ciencia planetaria, que otorga la Europlanet Society, plataforma gestionada por la European Science Foundation. Su pasión por la astronomía es únicamente igualable a la que siente por compartir su conocimiento con todo aquel que tenga el más mínimo interés en conocer y desentreñar los misterios del universo.

Precisamente, fue eso lo que la llevó a querer transmitir a otros su saber. «La astronomía es una pasión que requiere mucha dedicación», reconoce para Levante-EMV, y añade a continuación: «Llega un momento en el que te das cuenta de que es una temática que le gusta a mucha gente. A los niños les apasiona ver el cielo, pero a los mayores también. Tiene muchos atractivos y posee cosas fascinantes, yo quería ayudarlos a comprenderlo, a saciar su curiosidad, por eso me decanté por la divulgación».

La curiosidad se puede ligar fácilmente a la infancia. Los primeros años de vida de las personas están repletos de preguntas sobre el funcionamiento del mundo. Pero sus incógnitas van más allá: «Los marcianos es uno de esos temas que más interesan a los niños. Quieren saber si ahí fuera hay seres que están dispuestos a venir a visitarnos, ya sea para atacarnos para ser nuestros amigos. Pero también quieren saber cosas sobre los viajes a través del espacio, los viajes en el tiempo o los agujeros negros», manifiesta Ortiz al respecto.

Conceptos complejos que incluso centran los debates de los más entendidos en astrofísica, pero que llegan a muchas personas, en parte gracias al cine. «La ciencia ficción, o más bien la buena ciencia ficción, es una puerta estupenda para iniciarse en temas relacionados con la ciencia porque es capaz de generar mucha curiosidad. Después de eso, mucha gente busca más información sobre aquello que le ha llamado la atención. Por poner un ejemplo, gracias a 'Jurassic Park' prácticamente todo el mundo sabe que los dinosaurios ponían huevos», expone.

No obstante, la respuesta científica a algunas de estas inquietudes planteadas por grandes productos cinematográficas no siempre se corresponde con las expectativas que éstas plantean. Las leyes de la física ponen ciertas dificultades a viajar al pasado, del mismo modo que no se conoce vida en Marte capaz de atacar a la humanidad como dibujase, por ejemplo, Tim Burton hace un par de décadas en la divertida «Mars Attack».

«Yo siempre explico la realidad del mundo físico en el que vivimos, porque incluso en ella se pueden encontrar elementos fascinantes. Es cierto que no esperamos encontrar vida en Marte como la que vemos en las películas, pero podrían encontrarse formas de vida sencilla, como virus o bacterias. Si aquí la vida compleja tardó en desarrollarse millones de años, puede aparecer en cualquier otro lugar del universo. A fin de cuentas, tratamos de decirle a los más jóvenes que por mucho que cuando leen libros parece ya lo sabemos todo, todavía quedan muchas cosas por descubrirse y que ellos pueden ser los responsables», asegura la astrónoma de Alberic.

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