Más que despedirse, el concejal José Luis Ruiz ha dado un sonoro portazo al abandonar sus responsabilidades como concejal electo del Ayuntamiento de Alzira. El edil rompió el tono meloso y sorprendentemente cordial empleado por los regidores que no volverán a sentarse en el hemiciclo municipal para lanzar una diatriba sin precedentes contra su propia compañera de filas, la hasta ahora líder de Ciudadanos María José Llopis, a la que acusó de maniobrar a sus espaldas para apartarle de la candidatura y beneficiar a su hijo, Miguel Vidal, el aspirante del partido naranja a la alcaldía.

El pleno, celebrado en la noche del miércoles, transcurrió entre reproches, como suele ser habitual en cualquier debate político, hasta que el alcalde, Diego Gómez, cedió la palabra a los concejales que no iban a repetir para que entonaran una sentida despedida. José Luis Ruiz no desaprovechó la ocasión y descargó su ira contra Llopis. Se refirió a ella como «este personaje que tengo al lado» para señalarla como responsable de su salida del consistorio. «Me hubiera gustado estar más tiempo, pero me ha gastado una mala jugada».

«Conspiraba» contra él

Sus palabras dejaron helados a los concejales y al público. Para justificar su invectiva, Ruiz detalló que «esa personaje» le había prometido un puesto de salida en la candidatura, aunque tras engatusarlo se marchó a la sede de Ciudadanos de València para criticarle y dejar la vía expedita para que Miguel Vidal, el hijo de Llopis, encabezara la lista. Una vez rematada la faena, se acomodó en el asiento con un rostro de indisimulada felicidad que denotaba que, al fin, había descansado.

Maria José Llopis, que también va a dejar el consistorio, evitó el enfrentamiento directo y se limitó a advertir que no iba «a entrar en ese juego». Eso sí, replicó que se había faltado a la verdad y negó de manera taxativa que la confección final de la candidatura hubiera pasado por sus manos, ya que ese tipo de decisiones, aclaró, se toman mucho más arriba. Deseó suerte a la nueva corporación y cerró el micro.

Ningún otro concejal utilizó su turno para desquitarse. Al contrario. De la Cámara (PP) estuvo elegante, Palacios (PP) recurrió al humor y regaló un billete histórico al Archivo Municipal, Lahuerta (PP) desempolvó la retórica decimonónica y Ginestar (Compromís) estuvo contenida y emotiva.