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de ayer a hoy

Júbilo policial en Alzira

Emotiva despedida a 10 destacados agentes que se han ganado la jubilación

Grupo de policías locales jubilados recientemente. Rubén pastor

El martes, este «escribidor» compartía almuerzo con unos amigos en un conocido restaurante de Alzira. Frente a nosotros, se hallaba una persona mayor que de repente se sintió mal. Fuimos testigos de cómo una Policía Local y su compañero se presentaban en el local cuando aún no habían transcurrido cinco minutos. No esperaron a la asistencia sanitaria; con el vehículo oficial lo trasladaron al hospital.

Los vecinos desconocen la importante labor que se desarrolla cada día y noche en Alzira. Habría que repasar alguna que otra vez la memoria anual, donde se pueden leer todos los servicios que realiza nuestra Policía Local, para darse cuenta de ello.

Abrimos esta crónica para dar a conocer la jubilación de diez policías locales que causaron baja el 17 de este mes, celebrando el acontecimiento «jubiloso», porque dicen que la jubilación viene de júbilo.

Quizás no volvamos a conocer en otra ocasión esta «masiva» jubilación. Viene regulada a través del Real Decreto 1449/2018, de 14 de diciembre, por el que se establece el coeficiente reductor de la edad -ninguno ha llegado a los 65 años- de jubilación de los policías locales al servicio de las entidades que integran la Administración Local, con el fin de equiparar el acceso a la jubilación de éstos con el resto de fuerzas y cuerpos de seguridad y bomberos.

La fiesta la celebraron acompañados del alcalde, Diego Gómez, Sara Garés, responsable del cuerpo policial, y del concejal José Luís Palacios. Los «jubilosos» han sido, Antonio Ferrer, Juan Ramón Piera, Silverio Cabanes, Francisco Herráiz, Salvador March, Ramón Soler, Enrique Garrido, José Luis Furió, José Francisco Perales y Antonio Eleuterio, éste último fue el inspector que ocupó la jefatura cuando dejó el cargo Miguel Ángel Andrés y hasta la toma de posesión del nuevo jefe, Jorge Iglesias. Con Eleuterio compartimos varios años la noche de la Cremà de las fallas, donde él era el coordinador y el que suscribe, bombero honorífico del parque comarcal de Alzira. Alrededor de un centenar de compañeros y familiares acudieron a la despedida.

Estos diez policías que se jubilan prestaron servicios extraordinarios, y encomiables, durante los días sucesivos a la Pantanada de Tous, que no podemos olvidar. También en la otra castátrofe, la riada de San Carlos en 1987.

La policía local es el cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden público y seguridad ciudadana, a las órdenes de las autoridades políticas. Pero esta explicación se queda corta y no hace honor al valor añadido que la dan a la ciudad. Los policías locales de Alzira, a lo largo de su historia, han ganado muchos puntos. Hoy cuentan con un equipo joven, dinámico, a la altura de otros países. En éste figuran mujeres jóvenes, bien preparadas, que cumplen sus objetivos como cualquier otro agente. Están acostumbradas a realizar cualquier servicio por el bien de sus vecinos. El policía local, no lo olvidemos, es un vecino más, al que hay que valorar por los servicios humanitarios que presta cada día. A ellos les debemos el bienestar y la seguridad vial, pero también la que proporcionan mientras descansamos por la noche, momento en el varias patrullas siguen vigilando por nuestras calles.

Recordando a algunas personalidades que fueron policías locales, tras la más incivil de las guerras; me viene a la mente el primer jefe, que fue Luis Pérez Enguix, al que sustituiría el 12 de junio de 1940 Agustín Casanoves Carbonell. Después ocuparían la jefatura Eduardo González, Ramón López Burgos, Manuel Rubio y Díaz Carrasco, Mariano Alfonso, Miguel Ángel Andrés y el actual, Jorge Iglesias. Otros conocidos policías de le época fueron Justo Gallego, Manuel Pérez Royo, Ramón Castro, Joaquín Miñana, Diego Pérez, Andrés Grau, Antonio Román, Juan Ansio, Victoriano Arenas, Rafael Montiel, los hermanos Barroso, Juan y Pepe; Andrés Garrigós, Pedro Domínguez, Antonio Expósito, Antonio Heredia e Hilario Juárez, (éstos fueron los primero motoristas» y el más popular de todos, Aureliano Lozano, apodado «el manitas», por su forma de dirigir el tránsito, y muchos más que continuaron el servicio hasta nuestros días.

El actual retén, situado en la calle de San Roque ( conocido como la casa de los Martínez y al que se trasladaron en 1996) fue construida en 1940. Lo que da una «vejez» de ochenta años.

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