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Polémica

La Barraca se harta del tráfico

Casi la mitad de los vecinos reclama con su firma medidas para «pacificar» la travesía de la CV-50

La CV-50 a su paso por la Barraca d'Aigües Vives, ayer. vicent m. pastor

Elisabeth Gómez trabaja en una farmacia en la Barraca d'Aigües Vives. Cada día ha de cruzar cuatro veces la CV-50 que une Alzira y la Ribera con la Safor para ir a la botica. «Y no hay día en que no vea a varios coches saltarse los semáforos». No solo eso: los coches y, sobre todo, los camiones pasan a una velocidad tal que llegan a hacer temblar el cristal del escaparate de la farmacia, cuenta. Un peligro que dura ya mucho tiempo para los vecinos de la Barraca. Cansados de vivir pendientes de la carretera que parte en dos la población, y antes de tener que lamentar un accidente que parece solo cuestión de tiempo, alrededor de 400 personas, casi la mitad del padrón, firmaron y entregaron ayer en el ayuntamiento una petición con la que exigen la «pacificación» de la travesía de la CV-50. Esto es, la implantación de medidas que obliguen a los conductores a reducir la velocidad a su paso por la travesía.

Ya hay semáforos, instalados después de que en los años 90 tuviese lugar un atropello mortal en la carretera. Fueron útiles en un principio, pero pronto los conductores, a sabiendas de que no existe castigo para el infractor, empezaron a saltárselo. «Ahora están de adorno», lamenta Salvador Donet, el vecino que ha lanzado la recogida de firmas. Es por ello que exigen la instalación de un radar, presencia policial, pasos elevados... Medidas disuasorias con las que los conductores se vean obligados a aminorar la velocidad, y acabar así con la amenaza que supone para los vecinos. Sobre todo, para niños y personas mayores.

El ayuntamiento se ha sumado a la iniciativa y ha firmado el manifiesto. Según explicó ayer el responsable municipal Paco Almunia, la intención es utilizar el documento, una petición suscrita con casi total unanimidad por la población, para exigir reuniones con la regidoría de Seguretat del Ayuntamiento de Alzira y con la Conselleria de Vertebració una vez las nuevas administraciones se formen. «Ya habíamos hablado a finales del año pasado, pero las elecciones lo paralizaron todo», señaló Almunia. El consistorio de la Barraca de Aigües Vives no tiene competencia alguna sobre la carretera ni sobre la seguridad pública, por lo que será en las reuniones previstas donde se decida cómo afrontar y solucionar el problema de la carretera, sea con radares, policía o alterando el trazado de la carretera, con una rotonda a la entrada de la Barraca o pasos elevados. «Estamos abiertos a cualquier solución, pero queremos que se aborde», explica Almunia.

Rotonda a la entrada del British

En las primeras reuniones entre el gobierno municipal de la Barraca y los técnicos de Conselleria se trató la CV-50 como un todo, buscando un proyecto general de adecuación. No obstante, las gestiones respecto a la entrada al British School, el campo de golf y el Hospital de Aigües Vives van considerablemente más avanzadas, ya que el suelo es de propiedad pública, al contrario que en la Barraca, lo que aumenta las posibilidades de actuación. Según Almunia, es cuestión de meses la construcción de una rotonda para regular el acceso al British, en el lado norte de la carretera, y al hospital y el campo de golf, al sur.

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