Dimas Vázquez ha conseguido su objetivo de convertirse en alcalde de Sueca gracias a los seis votos de los concejales del PSPV, los tres del Partido Popular y los dos de Ciudadanos. Podrá presidir el consistorio, anque deberá renunciar a las siglas del PSOE, porque su partido le había alertado de que sería apartado inmediatamente de la militancia si aceptaba el apoyo del centro derecha en lugar de promover un gobierno de coalición junto a la formación que había ganado las elecciones, Compromís, en virtud de los acuerdos establecidos en el Pacte del Botànic. De hecho, la dirección del PSPV ya le ha abierto el expediente disciplinario.

El nuevo alcalde de Sueca había pactado hace dos semanas con los dirigentes locales del PP y Ciudadanos evitar que Raquel Tamarit se mantuviera en la presidencia del consistorio. El acuerdo se ha mantenido pese a la presón ejercida por el PSPV, que citó a Vázquez el pasado jueves para advertirle de que, si llevaba a cabo sus planes, sería apartado del Partido Socialista, al igual que los otros cinco concejales elegidos con su marca electoral. Dimas Vázquez gobernará ahora en minoría junto a los dos regidores de Ciudadanos. Los tres ediles del PP que han apoyado la elección del candiato socialista se mantendrán fuera del ejecutivo local, aunque su voto será imprescindible para sacar adelante los presupuestos.

El objetivo de Vázquez objetivo era brindarle una alcaldía al PSOE, que no lidera la corporación municipal suecana desde hace doce años, aunque su partido no está dispuesto a aceptarla. El secretario de Política Institucional del PSPV, Carlos Fernández Bielsa, hizo un último llamamiento el ayer a los seis ediles socialistas «para que tomen nota de lo que marcan los reglamentos del PSOE y reflexionen sobre lo que parece que va a ocurrir hoy, le den la vuelta y permitan un gobierno de progreso».

Frente al desasosiego interno desatado en las filas socialistas por el «pacto antinatural» entre el PP y PSOE, en la acera de enfrente, entre los partidos del centro derecha, ese acuerdo ha sido acogido sin divergencias. Nadie ha protestado, al menos en público, sobre la decisión de los ediles suecanos del Partido Popular y Ciudadanos de propiciar un nuevo gobierno liderado con el PSOE. Se ha asumido con toda normalidad. Los únicos temores detectados en ambos partidos se han registrado ante la dificultad que han tenido durante las últimas horas para contactar con Dimas Vázquez, que ayer tampoco respondió a sus llamadas, según reconocieron fuentes de las dos formaciones políticas. El bloqueo impuesto por el candidato socialista a la alcaldía fue ayer absoluto.

Antecedentes para dar y tomar

El desencuentro entre los partidos de izquierdas en Sueca, en cualquier caso, no es ni mucho menos novedoso. Ha sido la tónica de los últimos años. Tras las elecciones de 2015 se planteó el mismo dilema. Entonces ya se promovió el Pacte del Botànic, pero en aquel momento fue Compromís quien desdeñó al PSOE. Y tampoco puede olvidarse que el hoy diputado de Compromís en el Congreso de los Diputados, Joan Baldoví, suscribió en 1999 un acuerdo con el Partido Popular que dejó en la oposición al PSPV y a Esquerra Unida. Por eso, ayer no eran pocos los que defendían que donde las dan las toman. Ese espíritu de revancha ha animado a no pocos socialistas a dar el paso.