La emigración urbana que se inició con la industrialización ha comportado consecuencias desastrosas para la España rural. Los procesos de despoblación de las provincias y municipios de interior es un problema presente en la palestra pública desde hace ya tiempo. Hay excepciones, no obstante, a esta dinámica general. La comarca de la Ribera parece representar una de ellas, atendiendo a los datos recogidos en un estudio demográfico que han presentado la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y que se centraba precisamente en analizar la despoblación de España por municipios y provincias en lo que llevamos de siglo XXI.

En los primeros 18 años del nuevo milenio, la Ribera ha visto crecer su población en un 9,74 %, al pasar de 272.844 habitantes a 1 de enero del 2000, a 299.417 vecinos registrados en el padrón a 1 de enero de 2018. El ritmo de crecimiento es menor comparado con el 20,4 % que ha alcanzado la Comunitat Valenciana y el 15,4 % de España. No obstante, se trata el de la Ribera de un crecimiento mucho más repartido que el de España y la Comunitat Valenciana, donde las ciudades crecen a un ritmo vertiginoso mientras la mayoría del resto de poblaciones, especialmente las de menos de 1.000 habitantes, van viendo cómo hay cada vez más casas vacías. Así, 34 de las 47 localidades de la comarca han ganado población al cabo de los últimos 18 años, mientras que en el marco nacional el 63,1 % de los municipios arrojan un saldo poblacional negativo en el mismo periodo de tiempo.

En términos estadísticos, se consideran ciudades aquellos núcleos de población con más de 10.000 habitantes. Son estos municipios los que crecen más: las 98 ciudades con que cuenta la Comunitat Valenciana han aumentado su población un 20,1 % y suman ya el 82,3 % de todo el censo del territorio. En la Ribera, en cambio, las nueve localidades consideradas «ciudades» (Alzira, Sueca, Algemesí, Cullera, Carcaixent, Carlet, Alginet, l'Alcúdia, Benifaió y Alberic) han crecido a un ritmo del 7,48 % al pasar de 190.278 habitantes en el año 2000 a 204.518 en el 2018. Su peso proporcional en el censo, del 68,3 %, es también menor que en el marco de la Comunitat Valenciana.

Los pueblos de menos de 10.000 habitantes han crecido a un ritmo mayor, según los datos del IVIEF y la Fundación BBVA. En los últimos 18 años han crecido en 13.333 habitantes „de 81.566 a 94.899„, un 15,12 %. Y dentro de este grupo, los municipios con menos de 1.000 habitantes, que son los que sufren la despoblación de manera más grave „en la Comunitat Valenciana, el 65,6 % de ellos han perdido vecinos„, han crecido de manera combinada en 383 habitantes, un 9,28 %, respecto a 2018. De los siete pueblos de este grupo, solo Sellent y Cotes han perdido población (92 y 37 personas, respectivamente), mientras que Fortaleny ha conseguido sobrepasar la barrera de los 1.000 (de 981 a 1.030 vecinos desde el año 2000).

Casos por municipios

Atendiendo a las localidades de la Ribera de forma individual, existen casos reseñables. Destaca, por el espectacular crecimiento registrado, la localidad de Montserrat, que ha aumentado su población en un 140 %, pasando de 3.157 a 7.583 habitantes empadronados. También han experimentado un crecimiento porcentual reseñable las localidades de Montroi (un 83,49 %), y Favara y Turís en un tercer escalón (41,88 % y 39,93 %). En cuanto a las cifras brutas, Montserrat a parte, son las localidades más grandes de la Ribera las que más han crecido: Alzira, con 3.735 habitantes más; Algemesí, con 2.257; y Sueca, con 2.054. En la otra cara de la moneda, Polinyà del Xúquer ha perdido 572 habitantes desde el año 2000. Benifaió y Carcaixent, por su parte, son dos de las seis localidades valencianas de más de 10.000 habitantes que han visto decrecer su padrón en este siglo.