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Entrenes para gente de hierro

Triatletas de la comarca acumulan miles de kilómetros en las piernas para poder afrontar el Ironman Joan Lluís Vañó, de Gavarda, registra en menos de diez meses 305 kilómetros a nado, 5.250 con la bicicleta y 1.760 a pie para estar en Vitoria-Gasteiz

Vicent Ribera consiguió plaza para el Mundial de Hawaii. levante-emv

El Ironman es prácticamente un sujeto divino. Existe una especie de religión a su alrededor, con devotos que se cuentan por miles en todo el mundo a pesar de que, a veces, es complicado creer en una disciplina deportiva que obliga a completar, seguido, 3.800 metros de natación, 180 kilómetros de ciclismo y una maratón (42 kilómetros) de carrera a pie. Es una de las disciplinas deportivas más duras que existen. De hecho, los creadores intelectuales de la propuesta lo diseñaron para, en teoría, unificar tres de las disciplinas más duras que existían y así poder conocer a los hombres de hierro. Ya son muchas mujeres las que completan la modalidad también, por lo que el nombre debería actualizarse. Vitoria-Gasteiz acogió recientemente uno de los Ironman más conocidos del calendario. Eneko Llanos logró ganar el Ironman en su propia casa. Le costó menos de ocho horas (7:55:16). El gasteiztarra llegó en primer lugar a la T2 y en el maratón aumentó su ventaja respecto a sus perseguidores, alentado por su público.

Unos 2.000 atletas participaron y hasta la medianoche estuvieron llegando a meta. Y es que el triatlón vasco ponía en juego cuarenta clasificaciones directas para el Mundial de Hawaii. Y, ya se sabe, los deportistas ribereños siempre están cuando el nivel de una prueba es excelso. Vicent Ribera, de Albalat, consiguió una de las plazas al clasificarse entre los mejores de su categoría. Completó la prueba en tercera posición, con un tiempo de nueve horas y quince minutos. Fue el mejor de los ribereños. También estuvieron Alejandro Sanchis de Alberic, Fernando Domínguez de Carcaixent y Joan Lluís Vañó de Gavarda. Representación ribereña en una prueba durísima. Miles de horas de entrenamiento en silencio.

El camino al Ironman

El deportista de Gavarda lleva ya doce años en el mundo del triatlón y prácticamente siempre ha ligado su preparación a un entrenador como Jordi Pascual. El triatleta de Antella, además de uno de los representantes más destacados de la comarca, es un entrenador muy respetado dentro del panorama valenciano y tutela a algunos de los mejores triatletas jóvenes en la actualidad.

«Desde que le propuse mi reto me realizó una detallada planificación que he tenido que seguir a rajatabla para obtener los resultados adecuados», confiesa Vañó. Y los resultados llegaron en el País Vasco. De octubre a julio, Juanlu sumó un acumulado de entrenamientos en natación de 305 kilómetros, por 5.250 kilómetros encima de la bicicleta y 1.760 de carrera a pie. Una auténtica bestialidad. «Mucho tiempo que restas a los amigos o a la familia. Para llegar preparado también participas en otras pruebas que en mi caso fueron este año los triatlones de media distancia de Peñíscola y La Rioja, además de la Copa del Rey de Águilas. También duatlones por equipo a Almenara o Albalat o dos veces en Alzira. También las medias maratones de Xàtiva, Almansa o Canals o la maratón de València», arguye Vañó.

«El Ironman es una prueba muy mental. Tienes que ser consciente cuánto queda. Debes conocer a la perfección tu cuerpo, cuánto puedes dar y hasta donde puedes llegar. Es un trabajo más mental que físico. Tienes que trabajarte mucho psicológicamente. Y esta educación durante el año es muy útil para tu vida, para la vida profesional, sentimental o amistosa», finaliza el triatleta de Gavarda.

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