El ascensor de la finca en la que vive José Pepiol, cuya avería le ha inmovilizado en casa, supone desde hace tiempo un quebradero de cabeza para los vecinos del lugar por los habituales problemas que presenta. La antigüedad del mismo y el denunciado mal comportamiento de algunos usuarios han dejado inservible el ascensor en más de una ocasión. «Suele pasar prácticamente cada año», señaló José Pepiol, que recordó cómo, en una ocasión, llegó a estar averiado «prácticamente un año».

Su mujer, explicó, falleció diez años atrás, de un infarto, mientras bajaba las escaleras de la finca, en uno de los episodios de estas averías. «Para llevarla al hospital, tuvimos que cogerla en brazos a mitad bajada entre mi padre y yo. Cuando llegamos al hospital, ya había fallecido», relató Esther. Hace cinco años, otro vecino del mismo piso sufrió un infarto y bajó por las escaleras los cinco pisos. Afortunadamente, en aquella ocasión el afectado acabó recuperándose en el hospital.

La falta de educación de algunos de los habitantes de esa finca social ha llevado al resto de los vecinos a denunciar algunos comportamientos incívicos. Cinco años atrás, el presidente de la comunidad alzó la voz contra una de las familias que vivían en el piso y llegó a pedir que los echasen de su vivienda ante la conducta incluso violenta que llegaban a mostrar con sus convecinos.