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"A la extrema derecha no se la debate, se la combate"

«El reto de la inmigración debe ser asumido por la Unión Europea y pasa por tratar a las personas con humanidad»

"A la extrema derecha no se la debate, se la combate"

Signes cosechó varias mayorías absolutas aplastantes al frente de los socialistas en l'Alcúdia y su función de alcalde se complementó con la de primer presidente de la Mancomunitat y del Consorcio comarcal. Después saltó a la Generalitat como secretario general de dos consellerias durante los mandatos de Joan Lerma y se mantuvo ocho años como diputado en las Corts Valencianes. En las últimas legislaturas ha sustentado dos subsecretarias en los gobiernos de Ximo Puig. Un referente ineludible de la política ribereña.

¿Cómo es la vida después de décadas dedicadas a la escena pública desde la política?

Es importante haber recuperado una vida vinculada a la familia, los amigos y el pueblo de l'Alcúdia después de cuarenta y tres años de actividad ininterrumpida. Pensaba tener una etapa de descompresión política pero he llegado a la conclusión de que ni puedo, ni quiero. Las nuevas circunstancias me permiten un mejor análisis de los hechos, más alejado de la vorágine del día a día y es algo que mi 'yo político' ha ganado.

¿Cómo ha cambiado la política en estas cuatro décadas para un espectador de lujo como usted?

El haber vivido la clandestinidad, la Transición y la democracia creo que me permite analizar desde una buena atalaya los cambios que han acontecido en la forma de hacer política. Hemos pasado de un objetivo común que era acabar con la dictadura franquista, al debate de cómo hacerlo, ruptura o transición, a una coyuntura en la que básicamente existen dos disyuntivas: una es seguir avanzando en las medidas que desde 1977 se han implantado para mejorar la justicia social, los derechos civiles y el bienestar de las personas, sobre todo aquellas que van quedando en el camino; y después otra vía que lo intenta frenar e incluso que trabaja para eliminar los avances. En definitiva, una que intenta proteger al 2 % de la población que ostenta el 80 % de nuestra riqueza. Es la izquierda-derecha de siempre pero ahora sin disimulos. Se han sacado la careta al viento del populismo. Durante la Transicion y principios de la democracia sería impensable el posicionamiento de algunos partidos progresistas permitiendo que se creen gobiernos de derechas y con la extrema derecha.

¿Es esa defensa de los derechos básicos de las personas uno de los retos de los próximos años?

Profundizar en los derechos de las personas LGTBI o cómo tratar el asunto migratorio son retos que tenemos. Pero cómo hacer frente al cambio climático también es relevante y algunos quieren acabar con esta lucha. No olvidemos que el Estado español y el País Valenciano están en la zona roja de riesgo. El colectivo LGTBI, a pesar de los avances, sigue siendo objeto de persecución por la persistencia de estereotipos homofóbicos y sexistas que perduran. El hecho de la migración es un asunto común en la Unión Europea y por tanto común debe ser la respuesta. El faro de la solución política simplemente pasa por tratar a las personas con humanidad. No es sólo una crisis humanitaria, lo es también de derechos humanos. Hay muchos otros retos como la lucha contra la violencia machista, la brecha salarial entre hombres y mujeres pero también entre ricos y pobres, la vulnerabilidad social, el exceso de temporalidad en el empleo, el acceso a la vivienda o el tema de las pensiones.

¿Cómo se combate el mensaje de la extrema derecha en un momento de descrédito de la política?

Poniendo a los partidos progresistas de acuerdo en los mínimos comunes denominadores y aplicando medidas que combatan directamente contra los mensajes falaces de la extrema derecha. A la extrema derecha no se la debate, se la combate.

L'Alcúdia siempre ha sido un bastión del socialista valenciano. Como protagonista principal, ¿cómo observa su localidad Su progreso, sus retos y sus carencias?

En 1979 cuando se celebraron las primeras elecciones locales, l'Alcúdia tenía un futuro incierto ante sí. No era fácil pasar página de una página ingrata que había usurpado a los hombres y mujeres del pueblo la posibilidad de escoger sus representantes y expresarse cómo debía configurarse su futuro colectivo. Desde el 3 de abril de aquel año los vecinos y vecinas de l'Alcúdia no hemos dejado de sentir nuestro pueblo como un proyecto en constante crecimiento, como un ente dinámico sobre el cual cada uno de nosotros tiene algo que apartar (en cultura, en educación, en salud, en deporte, en urbanismo, en la economía?). Ese es el éxito de este pueblo: la participación, la cohesión y la capacidad de superación. Cuarenta y cuatro años de alcaldías socialistas y nueve legislaturas de mayorías absolutas del PSPV y dos con mayoría relativa parece la señal de haber acertado. Hacer balance no es un ejercicio de autosatisfacción pero nadie puede quitarse el progreso o la solvencia asumidos por l'Alcúdia.

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