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Unas plagas que han «venido para quedarse»

La brutalidad con la que irrumpieron la mosca negra y el mosquito tigre no ha sido una eventualidad sin causa detrás: según explican los expertos, se trata de un fenómeno que bebe de las condiciones climáticas que está experimentando la Ribera en los últimos años. «Se dan los factores climáticos y los condicionantes ambientales idóneos para que estos insectos se reproduzcan. No han venido por casualidad», explicó al respecto Txema Peláez, según la información recogida por la Mancomunitat a lo largo de este verano. Las temperaturas suaves en invierno y la buena calidad del agua forman un caldo de cultivo perfecto para ellos. «Los expertos nos lo dicen: las plagas han venido para quedarse», lamentó Peláez.

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