La plaga del mosquito tigre y la mosca negra provocó a principios de verano un nivel de alerta casi sin antecedentes en la comarca. Día tras día, decenas de vecinos de localidades de toda la Ribera, prácticamente sin excepción, acudían a los centros de salud para recibir tratamiento por unas picaduras que por tamaño y número les asustaban. Las redes sociales se llenaron de fotografías e historias con los casos más graves. Un mes después, ya bien entrada la estación estival, la alarma parece haber desaparecido de las calles. Una impresión que en Lokímica, la empresa encargada de las fumigaciones en la comarca, se han encargado de confirmar a partir de las variables que han ido recogiendo sobre el terreno. Tanto los técnicos como la Mancomunitat celebran el éxito de los tratamientos efectuados en respuesta a las demandas de la ciudadanía.
La fumigación aérea realizada sobre el Xúquer a principios de julio ha sido, según valoraron ya en su momento, una actuación capital a la hora de paralizar la acción de la plaga, especialmente en lo que se refiere a la mosca negra. Del larvicida empleado, que ataca a las crías, estimaban entonces que actuaría con un 90 % de efectividad, esto es, eliminando nueve de cada diez nuevos especímenes. En algunos puntos del Xúquer, aseguran, este ratio se ha visto incluso incrementado. Un mes después del tratamiento, que es cuando se registra su efectividad al completo „por haberse cumplido el ciclo de vida de los insectos que no fueron exterminados entonces„, en Lokímica señalan que sus previsiones más optimistas se han cumplido. «No se puede hablar con precisión matemática de los tiempos en este caso, pero sí vemos que se ha ido realizando según lo esperado. La población de insectos ya había bajado incluso antes», aseguró Ricardo Acosta, biólogo de Lokímica. En esta valoración incide también Txema Peláez, presidente de la Mancomunitat de la Ribera Alta: «Ya en las primeras semanas la gente nos paraba por la calle y nos mencionaba que la situación había mejorado mucho. Antes, había sitios por los que directamente no podían pasar, y a última hora de la tarde se hacía muy difícil estar en la calle», recordó Peláez, que añadió que «aunque no han desaparecido, sí se ha podido controlar la situación».
Aun con todo, en la empresa biológica se muestran «precavidos», ya que la temporada no ha acabado: «Esperamos un repunte de la población en septiembre, que siempre se produce por el ciclo de vida de la mosca negra», señala Ricardo Acosta. No será algo tan grave como lo ocurrido a finales de junio y principios de julio, ya que los tratamientos han sido intensificados. Peláez, por su parte, espera que la experiencia de este año sirva para acometer con más garantías los próximos veranos, con las actuaciones que sean necesarias tanto en el campo y el Xúquer, contra la mosca negra, como en los cascos urbanos contra el mosquito tigre, y que se evite de esta forma la «tensión» que provocó la plaga en las localidades de la comarca.
Nuevos tratamientos en invierno
Visto el éxito que ha brindado el tratamiento aéreo, en Lokímica ya han propuesto, con el beneplácito de la Mancomunitat, que se refuercen los procedimientos preventivos que se llevan a cabo en invierno con fumigaciones aéreas también entonces. «Es cuando puede tener una mayor efectividad, ya que corresponde con la fase larvaria de la mosca negra. Aún no hemos presentado la solicitud, pero tenemos esa intención», señaló Acosta. Txema Peláez señaló que, a pesar de que la Generalitat se ha mostrado siempre partidaria de completar estos tratamientos tan solo con medios humanos, también han podido comprobar la efectivdad de los medios aéreos en esta misma campaña. «Si se hubiesen llevado a cabo este mismo invierno, la plaga no habría atacado con tanta gravedad», afirmó Peláez con rotundidad.
