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Bajos precios

Recibe 8,30 euros por 10.000 kilos de albaricoques

Un agricultor de Llombai abandona parte de sus cultivos: "De momento no voy a arrancarlo, sería generar un coste más"

Recibe 8,30 euros por 10.000 kilos de albaricoques v. m. pastor

«Si no hay un milagro no le veo futuro». A Vicent Adam tampoco le salen las cuentas. La liquidación de la fruta de verano, en su caso albaricoques, ha sido desastrosa y ni siquiera se plantea arrancar los árboles para evitarse tener que asumir un nuevo coste. Según detalla, la cooperativa de Llombai le ha liquidado 8,30 euros por más de 10.000 kilos de fruta «y mucha se quedó por recoger porque ya implicaba entrar en pérdidas», apostilla, mientras lamenta que se trata de una situación generalizada. Como ayer adelantó Levante-EMV, la reciente campaña ha generado pérdidas a la gran mayoría de agricultores hasta el punto que en la cooperativa de Carlet se han dado algunas liquidaciones en las que el productor ha tenido que pagar tras entregar la fruta al no cubrir siquiera los gastos de recolección.

«Con esta liquidación no llega ni a un céntimo el kilo -un cálculo arroja la dramática relación de 12 kilos por céntimo-, cuando en el mercado la fruta, de dos euros, no ha bajado nunca», lamenta Vicent Adam , que no duda en señalar que se trata de la peor campaña de fruta de verano que ha conocido. «El año pasado ya no fue buena, en mi caso, el albaricoque aún me salió un poco bien, pero este año ha sido peor que la de los cítricos», apunta, mientras incide en los elevados costes de producción que tiene la fruta.

«El albaricoque es un cultivo más fácil que la nectarina o el melocotón», relata, al tiempo que estima el coste de producción en al menos 60 céntimos por kilo.

Adam trabaja dos variedades de albaricoque en parcelas que suman 18 hanegadas. «De momento no voy ni a arrancarlo, porque la incógnita es en qué lo reconvierto. Los cítricos van mal; en el caso de los frutales no hay ninguna variedad que esta campaña haya salido bien parada... lo único que queda es el caqui», reflexiona. Su primera decisión ha sido abandonar una de las parcelas -ya ha cortado el riego y el abono para evitar gastos- mientras que, adelanta, «la otra la dejaré latente, pero si el año que viene se repite esta situación también la abandonaré».

Concentrar la oferta

Este agricultor de Llombai se muestra pesimista ante el futuro del campo. «Desde mi punto de vista la venta está muy segmentada, comercio, cooperativas, agricultores... mientras que los distribuidores están muy concentrados y fijan los precios. Puede haber más o menos producción, pero ellos regulan la demanda -si suben el precio en el super bajan las ventas, explica- y manipulan los precios», apunta Adam, quien señala como una alternativa que los productores de fruta de la Ribera pudieran «centralizar» la venta en una plataforma «que puda hablar de tú a tú a las grandes superficies para negociar el precio y regular la oferta».

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