Unas vacaciones de verano idílicas. Así son los últimos días de agosto para los navegantes del Ulysses, el cuarto yate más grande del mundo que atracó en la costa de Cullera. La localidad de la Ribera Baixa acogió su estancia con una ilusión propia de un niño que abre un regalo de Navidad. Pero la lujosa embarcación ya no está en el litoral de la comarca, ya que sólo fue un punto de paso entre la Costa Azul e Ibiza, lugar al que llegó ayer tras partir de Cullera, según el portal Marine Traffic, que proporciona información en tiempo real sobre los movimientos y ubicaciones que registran los navíos. Se fue como llegó, envuelto en un halo de secretismo.

El lujoso yate Ulysses sorprendió a Cullera, ya que ni vecinos ni visitantes esperaban encontrarse con lo que es un auténtico palacio flotante. Más de un centenar de metros de eslora (supera, por ejemplo, la longitud del terreno de juego de Mestalla) y varias alturas, con helipuerto incluido. Está construido para soportar las inclemencias del tiempo más adversas -incluidos los círculos árticos y las regiones más cálidas del mundo- y su precio supera los 200 millones de dólares.

El barco de lujo puede alojar, además de a sus más de treinta tripulantes, a treinta huéspedes en 15 camarotes en sus siete cubiertas. Además cuenta con piscina, una embarcación auxiliar y varios vehículos todo terreno y motos acuáticas.

La llegada a Cullera del yate Ulysses podría considerarse una parada estratégica. Según el citado portal, la embarcación partió de Antibes, una localidad francesa situada en plena Costa Azul, concretamente entre Cannes y Niza. El barco de lujo, por tanto, pasó de un destino idílico a otro no menos envidiable. De la noche a la mañana, el gigantesco yate estaba frente a la costa de Cullera, para sorpresa de todo el mundo.

Los lugareños y visitantes no recuerdan haber visto jamás semejante navío y muchos inmortalizaron la imagen con sus teléfonos móviles. Al anochecer, y tras haberse abastecido con pescado y marisco de la localidad, se marchó nuevamente para llegar, ya de madrugada, a Ibiza, lugar en el que fondeó, siempre según el citado portal que realiza el seguimiento a tiempo real de embarcaciones.

Durante el día, dos lanchas salieron del yate Ulysses, una de las cuales se adentró en el Xúquer. Envueltos en un halo de secretismo, varios coches de alta gama rondaron el club náutico local esperando hasta media tarde a un personaje VIP que no llegó.

La embarcación es la segunda Ulysses, ya que hubo una primera construida en 2016 que se rebautizó como Andromeda. Ambas, supuestamente, habrían pasado por las mismas manos: el magnate Graeme Hart, la persona más rica de Nueva Zelanda. Precisamente, el yate de lujo Ulysses que fondeó en Cullera figura a nombre de Felham Enterprises, una empresa sita en las Islas Caimán (un conocido paraíso fiscal) y que estaría vinculada a Hart, según el portal Offshoreleaks, especializado en la filtración de documentación relacionada con paraísos fiscales.