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A caballo entre el maltrato y la fiesta

Animalistas y festeros discrepan sobre si recurrir a animales tras la polémica de los perros lobo en Villanueva de Castellón

A caballo entre el maltrato y la fiesta

El vídeo de los dos perros lobo checoslovacos en la Entrada de Moros y Cristianos de Villanueva de Castellón ha acumulado a lo largo de la semana más de un millón de reproducciones. Más allá de la gran difusión con que cuentan siempre —especialmente de un tiempo a esta parte— los contenidos protagonizados por animales, el caso de la comparsa Contrabandistes ha servido para volver a poner sobre la mesa el debate acerca de la utilización de animales en los festejos; en este caso, en los desfiles de Moros y Cristianos, donde su presencia es tradición. Son cada vez más las voces que se alzan contra esta práctica. Los Contrabandistes, la fiesta de Villanueva de Castellón y la localidad han general han recibido esta semana, a partes iguales, tanto críticas perfectamente aceptables como insultos incendiarios y gratuitos. Con todo, el mensaje es cristalino y ha irrumpido con fuerza en la Ribera: ¿Es lícito el uso de animales en este tipo de desfiles?

Se trata de un debate en el que choca el tren de la joven reivindicación del cambio contra el muro de la tradición. La denuncia nació en un joven que grabó un vídeo de los perros y lo colgó en Internet. Raquel Aguilar, coordinadora del Partido Pacma, celebra este hecho como un ejemplo de los vientos de cambio: «Hace diez años, que ocurriese algo así era impensable. Hoy en día, si alguien ve un animal sufriendo, se indigna y lo denuncia, gracias a que la conciencia ha cambiado». Aguilar se desmarca de los insultos vertidos sobre los Contrabandistes, festeros y municipio —«nosotros también recibimos amenazas de muerte», apunta—, pero festeja la gran cantidad de comentarios generados, ya que muestra que la gente «sabe de la importancia de que los casos de maltrato se denuncien públicamente». La conciencia animalista ha venido para quedarse.

A los festeros, la polémica les cogió a contrapié. Los Contrabandistes ostentaban la capitanía de este año, una distinción que supone un privilegio y una responsabilidad para la comparsa que la asume en cada edición de la fiesta. Es protagonista en el desfile, por lo que se toma como un reto dejar a los espectadores maravillados. Los perros lobo formaban parte de una carroza que pertenecía al boato de la capitanía. Como ha ocurrido con miles de animales en otros centenares de capitanías por todo el territorio valenciano, estaban ahí para añadir espectacularidad a la puesta en escena. La casualidad hizo que los viese un joven y los grabase, tras lo que ha venido toda la polémica posterior. Pero esa misma tarde, en la Entrada había muchos animales más. «Sacaron burros, camellos, patos...», rememora Lorena Calatayud, presidenta de la Junta Local de Moros i Cristians de la vecina Pobla Llarga, «y nadie ha levantado la voz». «Si no sale en vídeo, ¿no pasa nada?», se pregunta Lluís Piqueras, contrabandista encargado de la organización de la Entrada.

¿Qué es el maltrato?

Pudiera asemejarse el conflicto a aquella paradoja de una fuerza imparable chocando contra un objeto inamovible. La clave parece estar en la consideración de lo que representa el maltrato animal. La postura de los animalistas es firme: el uso de los animales en los desfiles es un tipo de maltrato de facto. «En este caso, se veía que los animales estaban aterrados. A la hora de hablar de maltrato en el ámbito animal, muchas veces se obvia el psicológico», explicó Raquel Aguilar. Los perros lobo se habían visto, en este caso, extraídos de su hábitat natural, para ser mostrados ante una ruidosa multitud. Por tanto, a la hora de valorar la participación de los animales en las fiestas de Moros y Cristianos, para Pacma y los animalistas no existen medias tintas. «Es necesaria la eliminación completa de los animales en las fiestas. Hacer que alguien sufra de manera innecesaria es una práctica que se ha de desterrar», sentenciaba Aguilar.

Por la parte de la Fiesta de Moros y Cristianos, existen discrepancias. Lluís Piqueras se pregunta dónde marcar los límites: «Si la protesta es que se sacó a los animales de su hábitat, no acabaremos nunca de retocar nuestra relación con ellos. Habría que acabar también con la bendición de animales de Sant Antoni, en la que también están rodeados de un gentío. Y con los canarios de las jaulas y los peces de las peceras», aseveraba el miembro de la comparsa Contrabandistes. En términos similares se refiere Eduard Ferrando, presidente de la asociación de Moros i Cristians de Villanueva de Castellón: «Estamos a favor de que se elimine cualquier tipo de maltrato. Pero la exposición, como en un zoológico, es distinta».

Desde la junta de Moros y Cristianos de la Vila d'Alzira, por su parte, destacan cómo los animales que participan en las Entradas y demás actos «están entrenados para ello y los cuidan a las mil maravillas». «No se trata de una fiesta como la de los 'bous al carrer'», añaden. Lorena Calatayud, al cabo, admite que «no es preciso» que salgan caballos y otros animales a la fiesta. «Siempre se han sacado y la gente lo tiene asumido. Lo ve mucho más bonito. Pero esto podría cambiar», apunta.

En 2014, en el desfile de Moros y Cristianos de Càrcer, un domador dejó atado su oso a un poste, mientras granizaba, y se fue al bar. El suceso cruzó el globo y asociaciones animalistas denunciaron tanto al hombre como a la comparsa que lo utilizó y al ayuntamiento. Fue un punto de inflexión. Desde entonces el uso de animales se ha reducido, según afirman los mismos festeros. Quizá el de los perros lobo de Villanueva de Castellón suponga otro. Allí han acabado escarmentados. «Después de esto, en los alrededores, se acelerará el proceso», afirma Lorena Calatayud. El tiempo dirá.

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