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Lista de espera para arrancar campos

Un leñador de Turís tiene talas programadas a tres meses vista ? La fruta de verano es la principal afectada tras la pésima campaña

Un agricultor tala con una motosierra un naranjo en el término de Turís. rafa puchades

Cuando agricultores y cooperativistas señalaban que las motosierras «iban a tener trabajo» este verano, refiriéndose al gran número de campos que se prevía se iban a talar como consecuencia de los malos precios y el hastío de sus propietarios, no andaban muy desencaminados. Son decenas los citricultores de toda la Ribera que han optado por esta vía, como han venido relatando diferentes figuras del gremio agrario a nivel comarcal. Ninguno llegó a dibujar, sin embargo, escenas como la que ha acabado dando la realidad del campo en la Ribera: un leñador con lista de espera y que ha dejado de atender peticiones porque ya no da abasto.

Es la situación en estos últimos días de verano de Pepe, el nombre por el que es conocido entre los agricultores de Turís. Tras todo un año sin parar de atender peticiones de labriegos que querían talar sus plantaciones, ha tenido que dejar a la espera a los últimos que han contactado con él. «Antes quiero cumplir con los compromisos que tengo con otros agricultores», explica. Cuenta ahora mismo cinco campos pendientes de talar, además del que está trabajando estos días. «Si los cálculos no me fallan, acabaré con estos a finales del mes de noviembre». Solo a partir de entonces atenderá más demandas de tala. «Ya me han pedido varios que los tenga en cuenta, para que estén de los primeros de la lista. Y otros tantos me han dicho que conocen a gente que quiere hablar conmigo, supongo que para lo mismo. Esto va a ser un tsunami», vaticina Pepe cuando termina de repasar mentalmente su agenda de trabajos.

Desde que empezó a talar árboles hace unos años, nunca, «ni de lejos», le había ocurrido lo de este año. «Iba a talar un campo, en diez o doce días, paraba un mes, me llamaban para otro... Pero este año he trabajado en sesión continua». Desde junio cuenta que ha recogido «unos cuarenta tractores» con leña, a dos mil kilogramos cada uno. Y los que quedan, porque el trabajo, en este momento, no parece tener fin. «Estaré ligado a esto hasta que la muerte nos separe», bromea.

Antonio «el Maño», otro vecino de Turís que se dedica a arrancar campos con una retroexcavadora, explica por su parte que la tala de cítricos es parecida a otros años, pero la de melocotoneros sí ha aumentado «muchísimo». En el caso de Pepe, con la excepción de algún campo de cítricos, coincide en señalar que inmensa mayoría de los árboles que ha talado en esta campaña pertenecían a explotaciones de fruta de verano, ya con la cosecha recogida. Ninguno de los dos leñadores duda a la hora de afirmar que esta campaña cambiará el paisaje del término de Turís. «Muchos bromean sobre cómo el campo ha vuelto en el tiempo 80 años», ejemplifica Antonio «el Maño»: cultivos como el algarrobo, el olivo o el almendro, antaño poco rentables, se están recuperando por ser los únicos que acaban dando algo de dinero. Otro empresario del sector, no obstante, aseguraba que el trabajo es similar al de otras campañas.

Según explica Pepe, su trabajo se ha centrado este año en Turís y sus alrededores. En todos los casos, por otro lado, eran minifundios, «de diez o doce hanegadas como mucho», estima el leñador. Los testimonios de sus clientes son muy parecidos: «El comentario unánime es que esta temporada no han sacado nada, que les ha costado dinero mantener el campo. Incluso el coste de recogida es mayor que lo que puedan ingresar por la fruta, pues arrancan todo el campo y ya está. Para que no les cueste pagar más», relata Pepe. «Antes arrancaban para plantar otro cultivo. Ahora, para dejarlo», añade Antonio.

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