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Previsión

La campaña arrocera, en vilo por la gota fría y las importaciones asiáticas

La cooperativa de Sueca espera que las lluvias previstas para estos días no arruinen la cosecha

Dos agricultores acometen labores previas a la siega en un arrozal de Sueca en una fotografía tomada ayer. vicent m. pastor

Ser agricultor de la Ribera es una tarea muy sufrida. Son ya pocas las variedades de productos que ofrecen una rentabilidad suficiente como para garantizar futuras reinversiones, y por ende la continuidad. La inquietud sobrevuela los arrozales de comarca y son dos las principales preocupaciones del sector: las masivas importaciones de cereales de países asiáticos y el temporal de lluvias que, previsiblemente, azotará con fuerza el territorio.

La Cooperativa Valenciana del Camp Unió Cristiana de Sueca es una de las más punteras de la Comunitat en lo que producción de arroz se refiere y espera mantener el ritmo y las buenas sensaciones del año pasado en el arranque de la presente. «De momento, afrontamos esta campaña con normalidad, las previsiones son buenas. Acabamos la pasada con buenos precios y esperamos que la tendencia se mantenga. Si la climatología ayuda podemos estar en cifras muy similares», comentó al respecto el presidente de la cooperativa, José Luis Mariner.

En ese sentido, la producción de la cooperativa se ha situado en los últimos años en cifras cercanas a los 30 millones de kilos, perspectivas que la gota fría podría arruinar: «Estamos a la espera de lo que suceda con las lluvias de estos días porque nos pueden hacer mucho daño. Grandes cantidades de agua, tormentas o incluso si cayera granizo... Cualquiera de esos escenarios nos perjudicaría. De lo contrario, podremos estar en una situación similar a la de la pasada campaña», explicó Mariner.

También se esperan repetir los resultados económicos del ejercicio anterior. Normalmente, la campaña arranca con precios a la baja y puede subir a medida que avanza. Sin ir más lejos, en la pasada se pagaron alrededor de 290 euros por tonelada de arroz, aunque la cifra llegó a subir por momentos hasta valores cercanos a los 355. «Afortunadamente, todavía se le saca un poco de rendimiento y podemos aguantar», manifestó el presidente de la cooperativa suecana. Con todo, en los últimos años se han cerrado campañas en las que los productores únicamente cubrían los gastos. La tranquilidad es una virtud que no se pueden permitir.

Elevados costes de producción

La preocupación por la climatología es inherente a la condición de agricultor. Una tormenta, lluvias continuadas o cualquier otra circunstancia extraordinaria puede arruinar to un duro año de trabajo e inversiones. Otro de los males de cabeza habituales en el sector arrocero durante los últimos años ha sido la presencia de hongos. También se han registrado problemas por anoxia (falta o disminución de oxígeno en el agua). Pero existe un desasosiego mayor entre los productores de arroz: la amenaza asiática.

«Es cierto que existen aranceles y una cláusula de salvaguarda con respecto a las importaciones de Myanmar y Camboya, pero no sabemos qué ocurrirá cuando no estén. Su presencia cada vez es mayor y se suman también los cereales que se producen en Vietnam y China. No estamos para tocar las campanas, existe mucha inquietud», lamentó José Luis Mariner.

El temor no es nuevo. El agricultor de la comarca ya sabe las consecuencias que tiene para la economía local la importación de productos de países con menos controles fitosanitarios y costes de producción irrisorios. El destino seguido por la naranja es el camino a evitar. «No podemos competir con esos países, en los que se paga uno o dos euros por jornada trabajada. Tenemos un nivel de costes muy elevados, pero porque nos gastamos un dineral en fungicidas y en lo que haga falta para garantizar el mejor producto posible. Nosotros queremos la tierra, la vivimos con pasión», concluyó Mariner.

En ese sentido, cabe recordar que la Unión Europea, tras una laboriosa investigación, detectó un «aumento significativo» de las importaciones arroceras procedentes de los citados países asiáticos, un hecho que había causado daños económicos a los productores europeos. Concretamente se cifró en un aumento del 89 % en las últimas cinco campañas. Por ese motivo, a partir de enero estableció el derecho de aduana normal apara este producto, concretamente de 175 euros por tonelada.

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