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Movilidad

Alzira y Carcaixent se unirán por una calle que primará el uso ciclopeatonal

La renovación de la vieja carretera que comunicaba ambas ciudades depende ahora de los alcaldes al pasar a ser de titularidad municipal -Gómez y Salom coinciden en apostar por la movilidad sostenible

Varios vehículos circulan entre la carretera que une Carcaixent y Alzira, concretamente en el término municipal alcireño, ayer. vicent m. pastor

Alzira y Carcaixent están obligadas a entenderse. Una vez más. Mientras todavía persisten algunas rencillas producidas por la plantación de moreras en la avenida de la Ribera (conocida popularmente como Ruta del Colesterol) o el trazado que debe seguir una hipotética conexión entre Carcaixent y la A-7, ambos consistorios tienen un frente abierto en el que todavía no se han puesto manos a la obra. Desde hace varios meses, comparten la titularidad del tramo de la CV-41 que comunica ambos municipios y ahora abordarán un futuro proyecto que, aún por concretar, tendrá varios puntos en común: la reducción de la velocidad y del tráfico motorizado, un incremento de la seguridad y una apuesta por la movilidad sostenible que implica dotar de un mayor espacio a los peatones y a las bicicletas.

El pasado 4 de abril, el Consell publicó en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana el nuevo Catálogo del Sistema Viario de la Comunitat Valenciana, que incluye las carreteras de titularidad autonómica. El gobierno valenciano también trasladó a algunos ayuntamientos la propiedad de otras. Es el caso del tramo de la CV-41 que discurre entre Alzira y Carcaixent. Según el documento, al consistorio de la capital comarcal le corresponden 1.459 metros mientras que al ayuntamiento vecino, 356 metros.

Ambos ayuntamientos coinciden en que ahora les corresponde a ambos abordar un proyecto conjunto que redefina la nueva realidad del vial, aunque todavía se encuentran lejos de plasmarlo sobre el papel. «Ahora es una vía urbana y coincidimos en que alguna cosa tendremos que hacer ahí. Un proyecto que plantee algo más atractivo, que nos permita instalar un carril bici, plantar árboles y dotarlo de iluminación, por ejemplo. Pero aunque el Consell nos transfiera la propiedad, creo que debería ayudarnos a adecentarlo», explicó el alcalde de Alzira, Diego Gómez.

«Falta un formalismo»

Una visión compartida por el consistorio carcagentino. «Creo que en algún momento nos sentaremos a hablar de proyectos conjuntos, aunque hace falta un formalismo del Consell que no se ha producido, simplemente tenemos la publicación en el diario oficial», sostuvo el alcalde de Carcaixent, Francesc Salom, que añadió a continuación: «Aunque no hay nada concreto, tenemos que empezar a hablar de una pacificación del tráfico para que sea una vía más amable y segura, siempre con la movilidad sostenible presente. Hablamos de una vía en la que se debería reducir la velocidad».

A falta de muchas conversaciones, de un documento consensuado y, obviamente, financiación, ambos alcaldes también coincidieron en que la transformación de la carretera, necesaria por otra parte ya que es un vial con un cierto grado de deterioro, permitiría concebir una nueva visión del transporte entre Alzira y Carcaixent. En ese sentido, Salom y Gómez ven en la transformación de la antigua carretera la posibilidad de complementar las infraestructuras existentes en la avenida de la Ribera, de modo que se generaría una red ciclopeatonal de varios kilómetros.

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