La toma de posesión del nuevo párroco de la Sagrada Familia de Alzira dejó el sábado un momento de lo más emotivo: el abrazo en el centro de la iglesia entre el pastor de la comunidad católica, Enrique Alacreu, y el imán del Centro Cultural Islámico de Alzira, Rashid Garbhi, que había sido invitado por Alacreu al acto, y que acudió a la iglesia acompañado por miembros de la junta directiva de la asociación que promueve la nueva mezquita en el sector Hort de Galvañón.

Enrique Alacreu, una vez concluida la misa y ya como párroco de la Sagrada Familia, se dirigió a sus nuevos feligreses para agradecer el recibimiento que le habían ofrecido, a los parroquianos de Polinyà -localidad en la que ha ejercido durante los últimos doce años- que le habían acompañado, también a los amigos de Sollana, su localidad natal, al coro y se acabó dirigiendo al imán de la comunidad musulmana que se encontraba de pié al final del templo. El sacerdote caminaba por los pasillos de la iglesia mientras pronunciaba esas palabras y, al saludar al imán, éste se adelantó y salió a su encuentro. El párroco la manifestó su voluntad de ofrecerle un abrazo que pretendía que simbolizara el abrazo a la comunidad musulmana de Alzira y Rashid Garbhi respondió al ofrecimiento mostrando su alegría por asistir a esta celebración de la comunidad católica y comentó que la parroquia de la Sagrada Familia no era sólo para los cristianos, sino que también era para los musulmanes y para toda la sociedad alcireña en general, mientras lanzaba un mensaje de paz, amor y en favor de la unión del tejido social. Acto seguido, sacerdote e imán se fundían en un abrazo y los fieles que llenaban la iglesia acompañaban el emotivo momento con un fuerte aplauso.

Rashid Garbhi incidió ayer en su voluntad como imán del Centro Cultural Islámico de Alzira -que tiene su centro neurálgico en una de las dos mezquitas que existen en la ciudad- de favorecer una aproximación entre musulmanes y cristianos. «Nos fundimos en un abrazo como hermanos, para vivir como una familia tienes hermanos no enemigos», incidió en declaraciones a Levante-EMV, mientras recordaba que el anterior párroco, Luis Ramón, también había propiciado la participación de la comunidad musulmana en su toma de posesión.

Enrique Alacreu, por su parte, se mostraba ayer muy satisfecho con el momento vivido el sábado en el encuentro con el imán, al que no conocía personalmente y con el que sólo había tratado por teléfono para invitarle a su toma de posesión. «Me gusta integrame allí donde voy, es una riqueza y una oportunidad de conocer cosas, me alegré mucho porque diría que era el primer gesto que hacía de integrarme en Alzira y, sobre todo, en el barrio». Según dijo, también había trasladado la invitación a la iglesia evangelista, aunque sus representantes no habían podido asitir. «También quiero abrirme a esa comunidad», comentó.