La designación del alcalde de Alzira, Diego Gómez, como vicepresidente primero de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) ha provocado un efecto dominó que ha alcanzado a la Mancomunitat de la Ribera Alta. Gómez, que se disponía a afrontar su segundo mandato como vicepresidente del ente comarcal, ha renunciado al cargo, que asumirá la alcaldesa de Carlet, Mª Josep Ortega, correligionaria del alcalde alcireño en las filas de Compromís.

Es uno de los aspectos más destacados del pleno celebrado el jueves en Villanueva de Castellón, el último municipio por orden alfabético que acoge esta sesión, con un orden del día de carácter organizativo centrado básicamente en sentar las bases del nuevo mandato, en el que los diferentes acuerdos lograron un respaldo unánime, según explicó ayer el presidente de la Mancomunitat, Txema Peláez. En esta sesión se dio cuenta de las vicepresidencias del ente, que asumirán por este orden Mª Josep Ortega (Compromís); el alcalde de Benimodo, Paco Teruel (PP), y la alcaldesa de Algemesí, Marta Trenzano (PSOE).

La asamblea refrendó el acuerdo adoptado semanas atrás en la primera reunión de la junta de gobierno, que integra a ocho grupos diferentes, por el que se pretende implicar a las diferentes Administraciones para establecer un marco de colaboración que permita abordar de forma sistemática la limpieza de cauces fluviales y barrancos para eliminar la cañas que actualmente los invaden y propiciar su sustitución por bosque de Ribera para evitar que se repitan situaciones como las vividas durante la última DANA o gota fría, cuando las crecidas de los ríos arrastraron toneladas de cañas.

Txema Peláez incidió en la necesidad de implicar a todas las entidades ya que, según dijo, la Diputación de València tiene medios materiales y humanos; la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) la competencia sobre los cauces y barrancos y la Conselleria de Medio Ambiente la posibilidad de actuar sobre una especie invasora como la caña. La propuesta plantea establecer prioridades y una planificación posterior para actuar en aquellos cauces que puedan representar un mayor peligro bien desde el punto de vista de las inundaciones o, en caso de incendio, por su proximidad a núcleos urbanos.