El Ayuntamiento de Cullera superará este año las previsiones de inversión en obra pública y elevará hasta los 7,4 la inyección económica para construir nuevas infraestructuras o adecuar las ya existentes. Son 1,4 millones más de los previstos por el equipo de gobierno, que a mediados de año había proyectado un gasto en este capítulo que rondaba los 6 millones. Esto supone un 23,33 % más.

El alcalde de Cullera, Jordi Mayor, atribuye ese mayor margen de maniobra «al buen resultado presupuestario del año pasado, que ha permitido incrementar la inversión prevista gracias al superávit logrado por el consistorio». De esta forma, Cullera efectuará la mayor inversión en obra pública en décadas tras años en los que el municipio, lastrado por la deuda y el restrictivo plan de ajuste, apenas había podido destinar recursos a esos fines.

Entre 2015 y 2018 sol0 se pudo invertir 3,5 millones, lo que ya supuso un cambio sustancial respecto al período de crisis previo, cuando esta cifra era prácticamente cercana a cero euros. Ahora, gracias al superávit y a que el Gobierno permitió a los ayuntamientos gastarlo en inversiones financieramente sostenibles, se están acometiendo o se van a llevar a cabo medio centenar de obras. «Tenemos desde grandes proyectos como la segunda fase de la piscina municipal, dotada con dos millones de euros, hasta otros más pequeños que solucionan problemas puntuales que los vecinos vienen reclamando desde hace tiempo, como por ejemplo el asfaltado de calles que vamos a seguir llevando a cabo», puntualiza la máxima autoridad local.

«Un salto cualitativo»

En este momento, Cullera ejecuta la mayoría de los trabajos y la previsión es que durante los próximos meses la mayor parte de ellos queden finalizados. «Esto supone un salto cualitativo y un cambio en la fisonomía de muchas partes de la ciudad y, lo más importante, en el día a día de los vecinos y vecinas, ya que primamos la mejora de la calidad de vida en los barrios», concluye Mayor.