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Anclados en la precariedad

? La Ribera destaca por el volumen de contratos de personal poco cualificado ? Sólo el 23,6 % de los trabajadores entran en los grupos de cotización más elevados frente al 35,9 % de la media autonómica

Un grupo de mujeres recolecta caquis en l'Alcúdia. vicent m. pastor

La Seguridad Social contabiliza diez grupos de cotización. En el primero tienen cabida ingenieros, licenciados y personal de alta dirección mientras que en el último escalón se situarían los peones. En medio, todo un abanico de trabajos que van desde los peritos, hasta los oficiales de tercera, pasando por ayudantes no titulados, subalternos o auxiliares administrativos, entre otros.

Dentro de los cinco primeros grupos, que se consideran los más cualificados, la Seguridad Social contabilizaba a finales de junio 17.906 trabajadores (23,63 %), frente a los 57.869 (76,37 %) que se encontraban en los escalones más bajos.

Agricultura y hostelería

«Analizando el panorama laboral de la comarca, se ve un predominio de los grupos de cotización más bajos que es muy significativo», explicó Raül Roselló, secretario territorial intercomarcal de UGT en la Ribera, que añadió: «Una parte del problema viene dada por el propio tejido productivo de nuestra comarca, aunque las prácticas de degradación del mercado laboral también han contribuido a ello».

Por lo que respecta al tejido productivo de la comarca, es evidente que una parte importante de los puestos de trabajo están relacionados con la agricultura y la hostelería, dos sectores en los que abunda la mano de obra barata. Aunque la precariedad se ha extendido a todos los ámbitos, especialmente después de la crisis: «El mercado laboral ha evolucionado a peor en los últimos años, se ha apostado por la precariedad y son los escalones más débiles los que más padecen las consecuencias», apuntó Roselló.

A su juicio, se ha producido una paulatina degradación salarial que va acompañada de prácticas irregulares por parte de las empresas. «Se ha extendido de forma excesiva la práctica de ofrecer un puesto de trabajo por un sueldo muy bajo bajo la premisa de que si uno no lo acepta, otro más necesitado lo hará. Se trata de una costumbre que se ha utilizado de manera masiva en la hostelería, por ejemplo, aunque se ha extendido y ya se ha generalizado en la gran mayoría de los sectores productivos», comentó al respecto el lider sindical.

Sobre la hostelería, ejemplicó otra de las prácticas habitules: el uso incorrecto de los grupos de cotización. «No es muy complicado ver que, por ejemplo, se contrate a un camarero con las condiciones de un ayudante de camrero. Ocurre lo mismo con un cocinero que cobra como un ayudande de cocina. Se degrada el salario debido a una práctica que es incorrecta», enfatizó.

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