Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El protector de Sant Bernat

José Mª Llopico escondió en Onda la imagen-relicario durante la guerra

Cofrades de Alzira ante el nicho de José Mª Llopico. archivo rovira

Viene siendo tradicional que un grupo de cofrades de los Santos Patronos de Alzira, acompañados de la presidenta, Consuelo Peris, participen en las fiestas de Onda, donde en el transcurso de la más incivil de las guerras fue guardada en casa del vecino José Mª Llopico Gallén la escultura de bronce Sant Bernat. Esta imagen-relicario regresó a Alzira el 29 de mayo de 1939, hace 80 años. Para ello asistirán el domingo en la celebración de la misa solemne en la parroquia de La Asunción, dedicada en este día a Sant Bernat de Carlet. Antes de la celebración visitarán el camposanto, donde depositarán una corona en el nicho de José María Llopico, fallecido el 30 de mayo de 1957.

¿Quién era José Mª Llopico Gallén? Creo que pocos alcireños conocen por qué se rotuló una calle a su nombre. El 13 de mayo de 1936 ardía la iglesia de Santa Catalina en Alzira. El que traza estas líneas fue testigo ocular de esta barbarie, con cinco años de edad, desde el «pilonet» que hay al comienzo de la calle de La Enseñanza. La imagen de Sant Bernat fue sacada de la iglesia en la madrugada del 14 de mayo y llevada a casa del comerciante Ramón Flor, donde estuvo oculta hasta septiembre, momento en que fue trasladada a Onda, donde Ramón Flor tenía familia. La ubicaron en un pequeño camión «Chevrolet», siendo Agustín Flor Villanueva y el conductor del vehículo, Manuel Campos, los que emprendieron la marcha hacia Villarreal, mientras Ramón Flor se desplazaba en ferrocarril. La imagen iba escondida en tolvas de uva, desviándose el camión a Onda, donde fue depositada en el domicilio de José María Llopico, donde estaban sus hijas, Francisca y Ana Mª Llopico. «Què ens porta don Ramón?». Preguntaron. Él les dijo: «el tresor i el millor que tenim a Alzira».

Entre todos ayudaron a cargar la preciada y pesada imagen, más de cien kilos, llevándola al segundo piso de la casa. Transcurridos dos meses y en vista de los bombardeos que sufría la población, trasladaron la imagen a la calle San Antonio, donde excavaron una oquedad en el suelo y, envuelta en una manta, dentro de un cajón, fue enterrada a poca profundidad y bajo sacos de algarrobas. Cuando Ramón Flor se interesaba desde Alzira por la suerte que pudiera correr la imagen, preguntaba a la familia: «Què fa el nostre amic Bernat?». «Molt bé don Ramón»», le contestaban.

Así transcurrieron los tres años de la contienda, siendo la imagen desenterrada y colocada en una «pastera» de madera, de albañil, para trasladarla a la casa de los Llopico, donde se percataron de que en su interior se hallaban la reliquias del santo, por lo que informaron al cura de la población, siendo trasladada a la iglesia y, de allí, devuelta a Alzira.

Existe un oficio del Ayuntamiento de Onda fechado el 3 de junio de 1939 y firmado por su alcalde, José Mª Baixauli, que certifica el acuerdo de la Comisión Gestora relativo al traslado de la imagen de San Bernardo a Alzira. En la tarde de aquel día, lunes 29 de mayo de 1939, en solemne procesión, se acompañó la venerada imagen hasta extramuros de la ciudad, donde se despidió a los acordes del himno nacional. En esta despedida había representaciones de Carlet y Alzira.

La imagen de Sant Bernat fue instalada en un camión adornado con flores, siendo despedida en Onda por todos sus vecinos. Al atardecer llegó a Alzira, siendo recibida con apoteosis en la calle Doctor Ferrán por multitud de alcireños. Recorrió las principales calles hasta llegar a la plaza Mayor, donde el arcipreste José María Vinat dio la bienvenida a la imagen desde Radio Alzira, siguiendo la comitiva hasta casa de los Flor, donde fue entronizada en un dosel, ya que iglesia de Santa Catalina estaba en precaria situación tras haber sido incendiada. Unos meses más tarde, la imagen de San Bernardo era entronizada en el altar, donde fue venerada hasta la construcción del nuevo altar. Años después, el escultor alcireño Casterá Masiá modeló las imágenes de las hermanas, María y Gracia, que habíans ido destruidas en la guerra. La fotografía fue tomada en el cementerio de Onda, en una visita al lugar donde descansan los restos de José Mª Llopico.

Compartir el artículo

stats