Los sismógrafos del Instituto Geográfico Nacional detectaron el pasado fin de semana en la Ribera dos pequeños terremotos que se sucedieron con apenas 36 horas de diferencia y que no fueron percibidos por la población o, al menos, no consta ninguna llamada a los servicios de emergencia de ciudadanos que hubieran notado el temblor ni tampoco nadie completó el cuestionario que ofrece el IGN en su web para facilitar datos sobre los efectos del seísmo.

El primer microsismo se produjo al oeste de Montroi pocos minutos antes de las cuatro de la madrugada del viernes 1 de noviembre y, en base a los datos facilitados por el IGN, tuvo una magnitud de 1,7 en la escala de Richter. Fue detectado a 19 kilómetros de profundidad. El sábado, a las 16,08 horas, se registraba en Sollana un segundo temblor de una magnitud algo superior al anterior, 2 en la misma escala de Richter -por lo que todavía entra en la consideración de microsismo- y a 21 kilómetros de profundidad.

Fuentes del Instituto Geográfico Nacional comentaron ayer que no existe ninguna relación entre ambos temblores ya que, según detallaron, «terremotos de este tamaño ocurren a diario por prácticamente toda España, no es para alarmarse ni llama la atención porque no hay ninguna falla activa ni ninguna estructura reseñable, son pequeños terremotos superficiales como otros tantos que ocurren a diario».

Las mismas fuentes detallaron que, más allá de la magnitud, la posibilidad de que un temblor pueda ser percibido por la población también depende de su profundidad o las características del terreno. En este sentido, indicaron que los terremotos de Montroi y Sollana se localizaban en niveles superficiales.