La Unió de Llauradors aseguró ayer haber detectado algún comercio que está incumpliendo el contrato de compraventa de caqui suscrito en su día con el agricultor «y pretende ahora renegociar el precio e incluso no recogerle en el campo toda la fruta apta para la comercialización existente en la parcela». Como ya hiciera en el pasado, el sindicato agrario ha denunciado esta práctica fraudulenta.

Según dio a conocer la propia entidad, «algunas empresas realizan una presunta renegociación de lo pactado en contrato y concretamente en el precio a pagar al vendedor de la producción de caqui». En uno de los casos denunciados se indicó que, aunque en el contrato firmado el precio a pagar por parte del comprador es de 0,27 euros por kilo, se le instaba al vendedor a que si quería que se le recolectase la fruta debía aceptar el precio de 0,18 euros por kilo y, aun así, no se le recogería la totalidad de la fruta apta para la comercialización existente en la parcela.

Por ello, la organización agraria ha trasladado a la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), dependiente del Ministerio de Agricultura, que inicie los controles e inspecciones requeridos para comprobar el cumplimiento de la existencia de contratos por escrito y, en este caso concreto, del cumplimiento de su contenido en la compra-venta de caqui de acuerdo con lo establecido en el apartado 1 del artículo 12 de la Ley 12/2013, de 2 de agosto, de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria.

Cabe recordar que hace varias semanas ya denunció en el inicio de campaña que existían pocas operaciones de compras y que la mayor parte eran mediante la fórmula conocida en el sector como «a resultas» o «a comercializar». Denunció los hechos a la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), dependiente del Ministerio de Agricultura, quien transmitió que iba a realizar las comprobaciones oportunas para detectar posibles incumplimientos.

Actitud «intolerable»

A juicio de La Unió, estas prácticas suponen una «amenaza intolerable para que ceda el agricultor ante la presión de comprobar como la fruta corre el peligro de echarse a perder por exceso de madurez».

Desde la organización agraria subrayaron que la cosecha de caqui de esta campaña «se sitúa en unos parámetros normales tras la catastrófica campaña pasada». Las estimaciones de La Unió preveían unos 400 millones de kg, un incremento notable sobre la anterior que tuvo una producción anormalmente baja, pero apenas un 3 % superior a la de 2017 que fue de 385 millones de kg. El sector coincide, además, en que la fruta es de muy buena calidad y tiene un calibre ideal para que no haya excesivos destríos, que al final provocan menos ingresos.