Lo que a priori parecen problemas alejados de la realidad de la Ribera tienen claras consecuencias para sus habitantes. Es es el mensaje que trasladó ayer el secretario general de CC OO, Unai Sordo, durante su visita a Alzira. Situaciones como el Brexit o la guerra comercial dejan huella en la comarca.

Sordo se reunió con representantes de su sindicato en la ciudad y la comarca y también con integrantes del mundo agrario durante su visita a la Copal. Los delegados sindicales de CC OO trasladaron a su secretario general algunas de las problemáticas (desempleo, sanidad, educación o emergencia climática) de un territorio que no es ajeno a lo que ocurre en las altas esferas internacionales. « Los datos del paro nos vuelven a indicar que la economía se está ralentizando. Esto tiene efectos en la destrucción de empleo. Es cierto que es un contexto global, hay una serie de causas de carácter internacional que agudizan esta crisis económica. Hablamos de la guerra arancelaria establecida desde Estados Unidos o las incertidumbres que genera el Brexit. Y esta comarca se ve muy afectada por estas políticas. Las declaraciones que ha hecho Ford tienen mucho que ver con la renacionalización industrial que plantea Donald Trump o con los riesgos que tiene la exportación tan intensa de vehículos al Reino Unido incluso con un Brexit ordenado», aseguró Sordo, que estuvo acompañado de los secretarios generales de la Ribera y el País Valencià, Josep Antoni Carrascosa y Arturo León.

Éste último relató a Sordo una parte de la realidad de la comarca: «Somos potentes en agricultura y automoción, además disponemos de un sector servicios está sobredimensionado ; pero no se traslada en riqueza para nuestros vecinos, sólo Almussafes o Benifaió aparecen entre los mil primeros municipios en base a su renta media. De hecho, la Ribera supera en un 20 % el índice de pobreza. Además, vemos cómo cae el desempleo pero se mantiene la precariedad laboral», manifestó.

«Los recortes serían un suicidio»

El líder sindical vasco también alertó de las consecuencias que puede traer el nuevo proceso de desaceleración de la economía mundial y reclamó políticas de progreso: «Ahora generamos empleo de forma más lenta que hace un año. Esto es grave en un territorio que todavía no se había recuperado de las secuelas sociales de la crisis y que sigue teniendo un 14 % de paro. Sin salir de los efectos de la anterior crisis estamos ante una fase de ralentización. Que esta situación desemboque en una crisis es algo que no podemos descartar. En ese caso, sólo hay dos opciones: Ante el miedo a una nueva crisis, volver a políticas de devaluación y pobrecimiento interno. O lo que es lo mismo, una reducción de los salarios y de la inversión pública para permitir que las empresas obtuviesen más beneficios, repartiesen más dividendos y se desendeudaran, lo que les permitió salir de la crisis aunque no ocurrió lo mismo con la mayoría de la ciudadanía. Estas políticas serían un suicidio económico y social. España no se puede permitir una segunda vuelta de políticas de austeridad. La otra opción, por la que abogamos, es distribuir mejor la riqueza, con impuestos mayores sobre las rentas más elevadas, para consolidar la demanda interna, lo que permitiría hacer frente a la ralentización de la economía mundial», sentenció el secretario general de CC OO.