Según precisó el médico Francisco Javier Blanco la complejidad de esta técnica «reside en que tanto el bisturí como la cámara laparoscópica son introducidos en un orificio de apenas 4 centímetros en el ombligo». Además, se requiere de una gran preparación y destreza ya que el campo quirúrgico de trabajo es muy reducido». Blanco se ha formado en los últimos meses en algunos de los hospitales nacionales y europeos que son referencia en la utilización de esta técnica.