El Ayuntamiento de Alzira ha tenido que suprimir un servicio de recogida de enseres que algunas familias dejan de forma continuada en las calles de l'Alquerieta, ocupando las aceras e impidiendo el paso de otros peatones, tras la agresión al conductor del camión de la empresa concesionaria, que sufrió una fractura de clavícula. El concejal de Servicios Municipales, Fernando Pascual, reveló este incidente en la asamblea anual de la Associació de Veïns de l'Alquerieta, celebrada el miércoles, en respuesta a diferentes quejas por la falta de civismo de algunas familias que hacen vida en la calle y no dudan en ocuparla con sillas, mesas, barbacoas e incluso sofás, de forma que resulta imposible pasar por las aceras, según expusieron algunos residentes.

El edil señaló que se trata de una queja recurrente a la que el ayuntamiento intentó dar respuesta en septiembre estableciendo un servicio de recogida de enseres que, a las siete de la mañana, pasaba por las calles de l'Alquerieta para retirar aquellos muebles o elementos que ocuparan la vía pública. La iniciativa municipal, no obstante, se topó con un inconveniente inesperado que, según el relato del edil, obligó a abandonarla en pocos días.

«Los propietarios de esos enseres van después a buscar a los trabajadores de la empresa concesionaria y les amenazan, les amedrentan y les exigen que les devuelvan lo que se ha llevado el camión. Al último que se negó le pegaron una paliza, le rompieron la clavícula y todavía se encuentra de baja», comentó el edil, que sitúa la agresión en un céntrica calle de Alzira -ni siquiera en el momento en que prestaba ese servicio en el barrio- el pasado mes de septiembre, antes de que se produjera el cambio de concesionaria. El servicio duró escasamente una semana ya que, según detalló Pascual, el comité de empresa apeló a la prevención de riesgos laborales para manifestar la negativa de los trabajadores a prestarlo. «Mientras no resolvamos el conflicto de seguridad no se puede hacer nada», explicó el concejal.

Una convivencia difícil

La asamblea de vecinos sirvió para constatar una vez más los problemas de convivencia que existen en l'Alquerieta por la actitud irrespetuosa de algunas familias asentadas en el barrio. La presencia de muebles, motocicletas, altavoces de equipos de música e incluso caballos atados a una reja en algunas calles fue una de las quejas -el edil señaló que se trata de «cinco o seis puntos» perfectamente identificados en el seguimiento que se había realizado durante el verano-, si bien otras hacían referencia al uso del parque como si de un retrete se tratara, mientras varios residentes altertaban de problemas de tráfico por conductores que no respetan las señales, ya sea porque circular por dirección prohibida con el riesgo que representa para otros vehículos o al estacionar en lugares donde está prohibido sin apenas dejar espacio para el paso de otros turismos.

Una de las asistentes a la asamblea, que registró una asistencia moderada, recordaron que recientemente un vehículo había impactado contra tres que se encontraban estacionados, el primero de los cuales acabó directamente en la chatarra, por lo que reclamó una mayor presencia policial en el barrio.

Por otra parte, hubo quien aludió al temor a afear la conducta o entablar cualquier discursión con estas personas, ya que la respuesta suele ser en forma de amenaza y también hubo quien recordó los episodios en que se han esgrimido armas de fuego que han contribiudo a difundir una mala imagen del barrio de l'Alquerieta de Alzira.