El alcalde de Carcaixent, Francesc Salom, se vio obligado a suspender el pleno de ayer ante los numerosos gritos e insultos de las decenas de personas que abarrotaron la sala de la casa consistorial para reclamar la dimisión del munícipe.

Desde el inicio, los vecinos que asistieron al pleno elevaron la voz en incluso silbaban. De hecho, Salom pidió calma para poder iniciar la sesión plenaria e insistió, tras no lograr que se hiciera el silencio, en que sin un cierto orden no se podría llevar a cabo. Paralelamente, varias decenas de personas también tomaron la plaza.

El tercero de los puntos del día tenía que ver, nuevamente, con un intento de la oposición de rebajar el sueldo al equipo de gobierno. El griterío fue tal que Salom reunió a los portavoces de los grupos municipales para expresarles que, ante tanto ruido, ni siquiera se podría realizar la votación correspondiente.

La portavoz popular, Carolina Almiñana, intervino para pedir silencio. Ana Calatayud hizo lo propio. La votación contó con diez votos a favor y diez abstenciones, por lo que no se aprobó. Cuando Salom tomó la palabra, el público se hizo oír de nueva e impidió hablar al alcalde, que decidió suspender el pleno.