La desaparición de un revólver que había dejado de usarse desde hacía algún tiempo y se encontraba custodiado en el armero de la Policía Local de Turís -nada se ha sabido del arma desde que se detectó su ausencia en febrero de 2018-, por un lado, y la rocambolesca desaparición de la llave del propio armero durante una jornada laboral, un hecho que impidió a la única agente que se encontraba de servicio esa noche pudiera acceder a su arma reglamentaria, por otro, han llevado al ayuntamiento a modernizar este centro de seguridad en el que los integrantes del cuerpo depositan sus armas al finalizar su jornada laboral pero, especialmente, a ref0rzar la vigilancia.

El consistorio ha sustituido el anterior armero que se abría con llave por uno que reclama una contraseña que conocen todos los agentes -visualmente se asemeja a una caja fuerte- mientras que, por lo que respecta a la vigilancia, ha ampliado el campo de control al pasar de una a tres cámaras que permiten captar imágenes del armero desde diferentes puntos de vista, un dispositivo que está operativo desde hace ya unos meses.

Un requerimiento rutinario del servicio de intervención de armas de la Guardia Civil, en este caso el adscrito a Llíria, permitió descubrir en febrero de 2018 que este antiguo revólver había desaparecido del armero, como informó en su momento Levante-EMV. Se da la circunstancia de que la ausencia del arma se detectó poco después de haberse producido un cambio en la jefatura de la Policía Local de Turís. El ayuntamiento denunció formalmente la desaparición del arma -un antiguo revólver que figuraba a nombre de un inspector que estuvo al mando de la Policía Local y que éste entregó cuando fue relevado al ser el arma de propiedad municipal- y la Guardia Civil abrió una investigación. Fuentes consultadas indicaron que nunca ha aparecido ese revólver que, posiblemente, es la primer arma que el ayuntamiento adquirió para uso de este cuerpo policial.

No trascendió un segundo incidente relacionado con el armero del retén cuando, la única agente que había quedado para atender el turno de noche del pasado 31 de diciembre, fue en busca de la llave que abría el dispositivo de seguridad y no la encontró en el lugar en que los diferentes compañeros que podían utilizarla la dejaban tras su uso, un cajón también bajo llave, por lo que no tenía acceso a su arma. La Policía Local abrió entonces una investigación interna para averiguar qué había sucedido y llegó a solicitar informes a los diferentes agentes de los turnos anteriores, de los que se desprende que el turno de la noche anterior la había dejado puesta de forma accidental.

Una grabación de la cámara de seguridad ayudó a situar el foco sobre un agente que, según fuentes policiales, habría reconocido finalmente que la había retirado él al día siguiente, supuestamente de forma intencionada.