Muchos alumnos del colegio Lluis Vives de Cullera no fueron ayer a clase. No fue porque la lluvia fuese tan intensa como para tener que suspender el horario lectivo. El motivo fue un corte del fluido eléctrico programado, que pilló de imprevisto tanto al centro como al propio ayuntamiento, según aseguraron ayer. En uno de los días más fríos y húmedos del otoño, los menores que asistieron a la escuela, tuvieron que hacerlo en unas condiciones realmente complicadas: sin calefacción y con la única iluminación del sol... en un día nublado.

No es de extrañar que el malestar reine entre los padres de los alumnos del colegio cullerense como entre el personal docente, que han expresado sus quejas tanto a las distintas administraciones. El aviso del corte de de fluido eléctrico en la zona de la Vega, donde se ubica el Lluis Vives, se produjo con escaso margen de maniobra. Llegó a última hora del lunes. El consejo educativo informó, conforme pudo, a los padres y les dio la opción de no llevar a sus hijos a clase, aunque el centro estuvo obligado a abrir sus puertas.

El equipo docente hizo lo que pudo para garantizar, en la medida de lo posible, las mejores condiciones para los alumnos que sí acudieron a clase. Los maestros reunieron a sus pupilos en cuatros clases, aquellas en las que entraba una mayor cantidad de luz a través de las ventanas. Aunque la iluminación que podía llegar por parte del sol era más bien escasa, debido al cielo gris y lluvioso que reinó en la jornada de ayer. Medio a oscuras y sin calefacción, los docentes dieron un ejemplo de profesionalidad y los menores, de valentía.

Decidieron las familias

El colegio buscó respuestas en el ayuntamiento, aunque no las encontró, ya que éste se enteró de la circunstancia a raíz de las quejas de los padres. En la jornada del lunes, la propia concejala de Educación, Sílvia Roca, se puso en contacto con la homónima área del Consell para explicar lo que iba a suceder al día siguiente (ayer) y buscar una solución.

La previsión de lluvias, frío y humedad no eran nada halagüeñas. Por tanto, una de las alternativas que se planteó fue la de cerrar el centro. No obstante, la conselleria de Educación se opuso y no aportó una solución convicente más allá de seguir el protocolo previsto para dichas ocasiones. El Lluís Vives abrió sus puertas, pero el centro dio a los padres la posibilidad de dejar a sus hijos en casa.